El presidente de Francia, François Hollande, declaró su país en estado de emergencia económica desde que comenzaron los ataques terroristas en noviembre.
Por lo cual propuso medidas en la nación que a su juicio considera modestas y manifiesta que no busca “poner en tela de juicio” la semana laboral del país, de 35 horas semanales.
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Así lo afirmó, el mandatario francés en un discurso anual a los líderes empresariales, donde mostró planes para la formación laboral de medio millón de trabajadores sin empleo, una mayor utilización de aprendices y ayuda a las empresas que contraten a trabajadores jóvenes.
Por lo tanto, Hollande reiteró en la urgencia de actualizar el modelo económico de Francia, que parece relativamente cómodo para los trabajadores, y convertirlo en una economía de rápido movimiento, cada vez más globalizada y digital.
Entre las medidas se incluye una relajación de las rígidas reglas de horarios laborales de la nación y un bono de 2.000 euros a las pequeñas empresas que contraten a jóvenes.
En ese aspecto, Hollande enfatizó la necesidad de integrar en la economía mundial a los jóvenes franceses de los suburbios en problemas, tomando en cuenta también a las minorías que enfrentan discriminación laboral.
El alto desempleo entre las comunidades de Francia procedentes de África representa uno de los factores que impulsan a algunos jóvenes a la violencia extremista o el tráfico de drogas.
Además, ciertas resoluciones se sumarán en proyectos de ley de reforma económica que el gobierno estará presentando al Parlamento en las próximas semanas.
DesdeLaPlaza.com/ElEstimulo/NR