La Biblia hace referencia al vino en varias ocasiones: Noé se embriagó luego de beber el mismo después del diluvio. Jesús convirtió el agua en vino. Es elogiado en Eclesiastés y vilipendiado en Proverbios. Sin embargo, en ninguna parte de la Escritura se específica el tipo de vino… hasta ahora.
Un pequeño pero creciente número de bodegas en Israel y Cisjordania están tratando de recrear el vino de la Biblia, al combinar antiguas variedades de uva con la ciencia moderna para identificar y producir el vino consumido hace miles de años en la Tierra Santa.
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«A la gente le entusiasma mucho beber un vino que el rey David tuvo en su mesa, o por la misma razón, Jesús o cualquier otra figura bíblica», dice Eliyashiv Drori, quien inició una bodega boutique cerca de su casa en un asentamiento de Cisjordania. «Todos crecieron aquí, todos ellos vivieron aquí, y todos comieron y bebieron vino aquí».
Drori, investigador de vinos del Centro Regional R&D; de Samaria en la Universidad de Ariel, examina las semillas de uva preservadas que fueron encontradas en excavaciones arqueológicas para identificar los tipos de uva utilizados para hacer vino.
Él dice que había diferentes variedades de vino en los tiempos bíblicos: rojo y blanco, secos y dulces. Pero dice que posiblemente no hacían vino de uvas específicas, como las actuales variedades Cabernet Sauvignon y Merlot.
Su investigación ha identificado 120 variedades de uvas únicas de la región, de las cuales unas 20 son adecuadas para la elaboración del vino.
«Para mí, volver a conectarnos con eso en realidad es volver a conectarnos con nuestras raíces, con nuestra historia y con la forma de vida de nuestros antepasados. Eso es algo importante para mí», dice Drori.
Dominio otomano, uvas francesas
La producción de vino estuvo estrictamente limitada a la Tierra Santa durante cientos de años bajo el Imperio Otomano.
Las uvas que sobrevivieron fueron uvas de mesa, pero no todas las uvas de mesa producen un buen vino.
Cuando el barón Edmond de Rothschild reinició la industria del vino de Israel en la década de 1880, utilizó para ello uvas importadas de Francia.
Hoy en día, más o menos 300 bodegas de Israel producen 36 millones de botellas de vino. Los productores de vino dicen que las uvas importadas solo permitirán que la industria del vino avance hasta cierto punto. Las uvas nativas dieron lugar a un nuevo mercado potencial para los productores locales de vino.
Único en la región
En el valle entre Belén y Jerusalén, las ciudades que marcan el comienzo y el fin de la vida de Cristo, Cremisan Winery fue la primera en producir vino que utiliza solo uvas nativas de la región desde el 2008.
Utiliza uvas como Dabouki, Hamdani, Jandali y Baladi. Estos no son tipos de vino conocidos, pero Cremisan espera que eso cambie. En el mercado del vino altamente competitivo, ofrecer un producto único puede hacer una gran diferencia.
«Para mantenerse fuerte en el mercado, es necesario contar con vinos únicos como estos«, dice Ziad Bitar, gerente de ventas de Cremisan. «Estamos hablando de uvas que estuvieron aquí desde hace miles de años. Nosotros no estábamos aquí, pero podemos imaginar que bebían este tipo de vino».
Su vinicultor, Fadi Batarseh, interviene: «¡Y esperamos que Jesús se sienta satisfecho con nuestro vino!»
DesdeLaPlaza.com/CNN/CJO