Son prácticamente infinitos los mitos que flotan alrededor del rock: que es música satánica, que es para drogadictos, que promueve antivalores y un largo etcétera. Grupos ultraconservadores y puritanos, a través de sus lobbys en los medios de comunicación social, se encargaron de satanizar y, en muchos casos, censurar a los rockeros, a sus canciones, discos, presentaciones y todo lo que tuviera que ver con ellos.
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Lejos de contrarrestar el crecimiento del género, le dieron un empujoncito. Y ya sabemos lo que es hoy en día: si bien no es el tipo de música que domina las carteleras radiales –afortunadamente-, cuenta con una legión de seguidores de todo tipo y en todas partes del mundo.
Más adelante me encargaré de hablar sobre estos mitos y de dónde vienen. Sin embargo, como rockero y amante de un género que no es necesariamente comercial, uno tiene que oír todo tipo de crítica sobre lo que a uno le gusta que, a veces dan risa y otras veces dan pena. Una de las más comunes que he oído es que el rock es “puro ruido que no se entiende». Y aunque existen grupos que son más “ruidosos” que otros, hay un factor común que explica de dónde viene la concepción de que el rock es bulloso: la distorsión.
Se los digo no solo como rockero sino también como guitarrista: existen muchos estilos y colores dentro del género, pero me atrevo a decir que todas las canciones legendarias tienen al menos algún compás con una guitarra distorsionada. Desde Abbey Road de The Beatles hasta Vitalogy de Pearl Jam, por ejemplo.
Lo más interesante es que este característico sonido nació originalmente de un accidente y luego, de bandalizar un amplificador. El primer referente que se tiene es de 1956: el Johnny Burnette Trio se encontraba ensayando su tema “Train kept a rollin” cuando al guitarrista, Paul Burliston, se le aflojó una válvula del amplificador y empezó a distorsionar el sonido. Lo que oyeron les gustó y caló, así grabaron finalmente el tema.
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Sin embargo, lo de Paul Burliston es casi una anécdota dentro del rock al lado de lo que presentaron The Kinks con su clásico “You really got me”: Dave Davies, guitarrista de los británicos, tuvo la idea de cortar el cono del amplificador con una hojilla y unos alfileres. Lo que quedó para la posteridad fue ese sonido punzopentrante y que nunca pasa desapercibido. Tan imponente es que ahora cualquier género musical lo utiliza, pero su nacimiento se lo debe al rock.
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Hoy en día los guitarristas se han convertido en verdaderos magos a la hora de crear sonidos con su instrumentos. Algunos en particular son especialistas en trabajar con la distorsión y el feedback que generan con los amplificadores. Pero de eso también hablaré más adelante. Lo cierto es que este sonido que definiría en lo sucesivo al género, nació también en los 60 y marcó a todas las generaciones por venir.
DesdeLaPlaza.com /Simón Herrera