Televisión venezolana: Años 70-80, la telenovela cultural

Gobierno de Rafael Caldera (1969 – 1974, El Estado confía en la TV para mejorarla) – Telenovela ‘cultural’ (Se sustituye el patrón ‘rosa’ por un modelo venezolano, de cotidianidad, literario, e histórico)

Solo un avance en la historia de la televisión venezolana se logró en consenso entre gobierno y empresa privada, y fue por un hecho político: El primer gobierno del presidente Rafael Caldera (1969-1974) plantea a la izquierda, alzada en armas por la exclusión y la persecución criminal de los gobiernos de Acción Democrática, abandonar la guerrilla para insertarse en la vida política, social y laboral, hecho que conocemos como la política de pacificación.

La derecha, particularmente la empresarial, estaba consciente que la izquierda y sus militantes no eran opción de poder. La televisión ofrece trabajo a escritores de izquierda, al tiempo que el gobierno del presidente Caldera buscaba una mejor televisión, dentro de su visión de país. Esto lo cuenta José Ignacio Cabrujas (maestro del teatro, la televisión y el cine venezolano) en su artículo ‘de cómo la televisión se planteó ser menos estúpida’:

“Esta tarde hubo caras largas en el canal 2. Regresaba la Alta Gerencia de una tortuosa reunión en el Palacio de Miraflores… Esa tarde el doctor Caldera había expresado que él deseaba una pantalla sana, sin nalgas, sin sollozos, donde a modo de ejemplo se pudiesen ver de nueve a diez p.m., cosas como Las Lanzas Coloradas, El Sargento Felipe, Incurables, o La Ilíada. Era la primera vez que un Presidente de Venezuela, le recordaba a la televisión comercial sus fines, aquellos que son ley y no trampa: divertir, informar y educar, pero sobre todo dentro de una estrategia común al Estado y a los particulares, vale decir, al país…”

Surge entonces ‘la telenovela cultural’, nueva forma de hacer dramáticos, hija de la pluma de grandes escritores como Cabrujas, Julio César Mármol, Román Chalbaud, Salvador Garmendia. La telenovela venezolana, con altos niveles de sintonía, retrata héroes, luchas históricas, y problemas de nuestra cotidianidad se hacían drama de forma cruda, real, y sin obligatorio final feliz.

Poco tiempo pasaría para que el paradigma comercial acabara con este naciente género, y se volviera a la telenovela tradicional, pero con una diferencia. Por primera vez Venezuela exportaba algo que no fuera petróleo: Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, e incluso los países árabes siguieron con atención los dramas criollos.

Capítulos finales arrasaban en sintonía en el mundo, con enormes ganancias para las productoras locales. La crisis venezolana iniciada en los ochenta, sumada a la dependencia tecnológica, y principalmente otros factores, absorberían gran parte del dinero adquirido, ¿y la apuesta a un sistema nacional de producción masiva de buenos contenidos, aprovechando el posicionamiento mundial?

DesdeLaPlaza.com / Ennio Di Marcantonio D.G.