Desde el año 2008 y bajo los auspicios de Naciones Unidas, el 15 de octubre se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos con agua y jabón.
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Cada año en esta fecha se da a conocer su importancia en países donde hay pobres infraestructuras y servicios de salud y condiciones socioeconómicas desfavorables.
Realizar un correcto lavado de manos con agua y jabón evitaría cerca del 44% de las muertes causadas por enfermedades diarreicas y el 25% de las infecciones respiratorias agudas que suponen la mayor causa de muerte de los menores de cinco años a nivel mundial, según el Global Public-Private Partnership for Handwashing with Soap (PPPHW).
Por este motivo, el lavado de manos con agua y jabón se considera como el sistema de prevención con una relación más favorable entre coste y eficacia para luchar contra dichas enfermedades.
Veinte segundos que suponen un gran cambio
El lavado de manos correcto puede hacerse con agua a cualquier temperatura, pero debe incluir siempre la utilización de jabón o de solución jabonosa (gel) y el frotado de ambos lados de las manos (exterior y palmas), de dedos y debajo de las uñas durante al menos 20 segundos, procediendo luego al aclarado completo que arrastre toda la suciedad.
El secado en el ámbito doméstico puede realizarse con toalla de tela siempre que se cambien con suficiente frecuencia en función del uso y de las personas que las utilicen.
Cuando hay enfermos es recomendable que las toallas sean individuales, así como para los menores o ancianos. En el ámbito público el secado de manos debe hacerse por ventilación o toalla desechable de papel. El gel hidroalcóholico u otros sistemas como las toallitas con solución jabonosa, son una alternativa cuando no hay acceso a jabón, agua o lavabos.
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