Aunque en estos momentos parezca que estamos en una situación complicada en nuestro país, se puede asegurar que es la oportunidad de oro que muchos estábamos esperando.
Hay quienes afirman que las crisis son las mas grandes oportunidades que existen, ya que en períodos de escasez es que el ser humano se pone creativo, basta que estemos en nuestra zona de confort para que nos relajemos y apaguemos los motores, pero cuando entramos en crisis o periodos de necesidad es cuando encendemos nuevamente los motores y las ideas brotan.
En el mercado alimenticio hoy podemos encontrar una gran variedad de productos que anteriormente no hubiesen tenido ni siquiera la oportunidad de existir, la fuerza de las transnacionales basada en su capacidad de informar, de generar campañas publicitarias masivas, borraba la oportunidad de cualquier pequeño fabricante de existir en el mercado, cualquier intento quedaba solo en eso, un mero intento.
Las estrategias de mercado que empezaban por las campañas publicitarias y podían llegar hasta exigir la exclusividad de oferta de un determinado producto al supermercado o tienda a cambio de regalías, uniformes, fachadas o cualquier cosa que al comerciante le pudiera parecer que le harían ahorrarse un dinerito, eliminaban el derecho de existir a cualquier marca emergente de productos artesanales o tal vez industrializados que lo intentaba.
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Las transnacionales se ocupan de absorber cualquier marca emergente, si lo consideran competencia, es suficiente razón para comprar al fabricante y hacerlo parte de un sistema que al fin y al cabo los obligará a abandonar por completo sus ideas y marcas y terminarán sucumbiendo ante el canto de sirena.
Hoy ya esto no es así en nuestro país, Venezuela en cambio abre una gran oportunidad para el nuevo emprendedor, pero para ese que está dispuesto a fabricar o crear algo con lo que hay al alcance de la mano, con lo que estas tierras le puedan ofrecer, por el contrario aquel que dependa de la importación para producir sus creaciones o copias, simplemente estará perdiendo su tiempo.
Este momento de escasez es propicio para producir, crear, inventar y ocupar espacios liberados por quienes con una u otra excusa ya no producen o huyen bajo excusas dolarizadas, este es el momento de todos estos productos emergentes que aun modestamente se ven en algunos supermercados o tiendas especializadas en alimentos artesanales.
Hay una variedad de productos alimenticios de alta calidad pero también de alto costo que tal vez por sus pequeñas capacidades de producir no puedan ofrecer mejores precios, ya que no puede ser comparables con el de las grandes industrias, aún así ya eso es gratificante, saber que hay gente intentándolo, dando todo su esfuerzo para introducir sus marcas en el mercado, es alentador, apostar a lo nuestro es algo que no se veía antes con frecuencia y que ahora poco a poco se ve. Se abrió una brecha y quien la aproveche estará coronado cuando se haya cerrado, este es el momento de oro para aquel que tenga el deseo, las ganas, las ideas y la perseverancia para aguantar tiempos difíciles, una vez superemos esto aquellos que hayan soportado, sabrán que fueron parte del crecimiento de su país y seguramente serán los industriales del momento.
Al mismo tiempo hace falta en este momento un poco menos de burocracia a la hora de legalizar a estos pequeños fabricantes, las trabas que se le imponen a la hora de tramitar permisos, van en contra de las necesidades del país, del consumidor y del mismo gobierno nacional que hace un esfuerzo máximo por impulsar la producción nacional. Si uno debe tardar más de un año para tramitar un permiso y ser parte de un sistema que lo obliga a participar en otorgamiento de dádivas, gestorías y demás vicios, a muchos se les quitan las ganas de continuar y se desvían en su iniciativa de generar fábricas de productos que pudieran estar hoy en día cubriendo las necesidades de un mercado ávido de innovaciones y de producto nacional de alta calidad.
Es importante entender que el negocio que representa la burocracia, es opuesto a cualquier buena intención del gobierno nacional, pero sobre todo que aquellas personas que participan de ello son responsables directos del retraso del crecimiento de todo un país.
Agilizar todo trámite para la legalización de nuevos productos, fábricas y marcas es una necesidad imperante para el desarrollo de la industria alimenticia en nuestro país.
DesdeLaPlaza.com/Rómulo Hidalgo