Mientras Lewis Hamilton rociaba en champán a Sebastian Vettel y a Felipe Massa en el podio de Monza, los comisarios ya habían mandado una comunicación a Mercedes reclamando a sus dos pilotos, Hamilton y Nico Rosberg, para que inmediatamente después del ceremonial se personaran en las oficinas de Dirección de Carrera.
El motivo, una supuesta irregularidad técnica en sus dos prototipos, presumiblemente relacionada con las presiones de los neumáticos.
A la espera de una resolución que seguramente llegará durante esta tarde, la victoria de Hamilton, la que sería la séptima de la temporada para el británico, está bajo investigación.
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Hasta ese momento todo le iba de cara al bicampeón, tremendamente beneficiado por las calamidades ajenas. Kimi Raikkonen tiró por la borda una ocasión inmejorable de volver a sentirse el rey del mundo, y su torpeza la aplaudió Hamilton.
A casi medio minuto de él entró Sebastian Vettel, que de alguna forma minimizó la metedura de pata del Hombre de Hielo, mientras que al tercer cajón del podio se encaramó Felipe Massa después de que el propulsor Mercedes de Rosberg ardiera a dos giros para el final.
Carlos Sainz se saltó la primera variante en la arrancada y al madrileño le cayó una sanción de cinco segundos, Fernando Alonso las pasó canutas, sin ritmo ni gancho, y terminó abandonando a seis vueltas del final.
DesdeLaPlaza.com/Deportes El País/MD