Con la canción ‘Rise like a phoenix’, Conchita Wurst, cantante austríaca, , se alzó con el premio en la edición número 59 del festival de Eurovisión, en la gala celebrada este sábado en los pabellones B&W de Copenhague. Wurst se ubicó por delante de Holanda y Suecia y Armenia.
Conchita Wurst, no llegaba como favorita a Copenhague, presentó su candidatura tras su rotunda actuación en la semifinal de hace dos días, en la que se ganó el favor del público y empezó a subir de forma imparable en las apuestas, hasta colocarse en la primera plaza después de su intervención de este sábado.
Cierto es, que Eurovisión es un espectáculo muy seguido por la comunidad GLBT europea y mundial, eso puede explicar no sólo el éxito de Conchita, quien nació hombre y llamándose Thomas Nuiwirth, sino que también explica las estruendosas pitas a las representantes de Rusia, cuyo gobierno no sólo expresa duros calificativos contra los homosexuales, sino que no pena, ni persigue las agresiones y violaciones de sus derechos, llegando casi a promoverlos desde el gobierno.
La gala, la tercera que organiza Dinamarca en los 59 años de historia del festival, se realizó en unos antiguos astilleros frente al puerto de Copenhague, transformados en un espectacular escenario con una estructura de acero de 40 toneladas y 20 metros de alto, suelo de aluminio y cristal, iluminado por 32 proyectores.
Conchita Wurst es un personaje creado por Tom Neuwirth quien en su biografía se describe como nacido en las montañas de Colombia y criado en Alemania que representó a Austria en el popular concurso televisado de canción Eurovisión, concurso que ha impulsado talentos de gran factura como ABBA O Celine Dion.
Tom Neuwirth y Conchita Wurst son la persona y el personaje. Cuando el personaje está descansando, Conchita Wurst es Tom Neuwirth, un modelo y cantante homosexual de 26 años. En 2011 se reinventó a sí mismo y apareció en un nuevo concurso ya como Conchita Wurst: cuidada barba, maquillaje, pelo largo y elegantes vestidos de mujer.
Neuwirth explica que Conchita surgió como una respuesta a la intolerancia que sufrió de adolescente debido a su homosexualidad y deja claro que Conchita es una figura artística, un alter ego que, cuando no está actuando, anda por la calle sin zapatos de tacón. Y que Tom Neuwirth no es un transexual y se siente «cómodo en el cuerpo en el que nació».
Desde la Plaza/ El Tiempo / AMH