Tras 70 años de la tragedia en Japón por ataques de Estados Unidos (EEUU) con bombas nucleares en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, siete sobrevivientes compartieron sus experiencias con jóvenes venezolanos, como símbolo de lucha por la paz y la erradicación de armas nucleares. Sus testimonios forman parte del programa de intercambio que desarrolla el Peace Boat (Barco de la Paz) en nuestro país, que tuvo lugar este lunes en el Teatro Principal de Caracas.
«La explosión fue seguida por un gran destello de luz, un golpe de calor que elevó la temperatura a 10.000 grados centígrados y provocó vientos de más de 1.000 kilómetros por hora. Una bola de fuego de casi dos kilómetros de altura y cientos de metros de ancho arrasó la ciudad, la oscuridad se apoderó de Hiroshima. Las sombras de las víctimas aparecían marcadas sobre los muros de los pocos edificios que quedaban en pie. Era un infierno”, dijo Miyake Nobuo, expuesto a la bomba atómica a los 16 años de edad, representante de los sobrevivientes mediante de un traductor.
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Nobuo estuvo expuesto a la bomba atómica mientras viajaba en un tranvía que se dirigía hacia el epicentro a 1, 8 km de distancia. Afortunadamente sobrevivió después de tomar la decisión de saltar del tren en el momento de la explosión; “quienes se quedaron a bordo fallecieron o resultaron gravemente heridos”.
“Al saltar y ser golpeado levemente por la explosión quede inconsciente por unos minutos, al despertar salí corriendo a buscar a mi mamá, cuando llegue a la casa estaba bajo escombros, afortunadamente estaba viva, pero muy herida. Por lo que fue trasladada en un carro de primeros auxilios con miles de heridos”, señaló el representante de los sobrevivientes.
“Vi el mundo de los muertos. El río estaba lleno de cadáveres, las personas que estaban gravemente heridas le salían gusanos, casas destruidas. Una Hiroshima sumergida en el dolor, sufrimiento, desconcertada y con más de 100 mil personas fallecidas”, agregó.
Hoy en día Nobuo tiene 86 años de edad y comparte su testimonio desde los años 80’ en Japón, Países Bajos, Latinoamérica, EEUU, Canadá, Israel y Arabia. «Si nuestra voz sirve para sembrar la paz y hacer entender que la guerra no puede ser opción, no nos cansaremos de utilizarla«, concluyó.
Los hibakusha sobrevivieron a pesar de encontrarse en un radio de cuatro kilómetros alrededor del epicentro de la explosión. Sin embargo, la radiación sigue apagando las voces de quienes vivieron el horror, a consecuencia de enfermedades secundarias, efectos sobre el clima y el medio ambiente.
Venezuela está comprometido con la paz
En el Foro también estuvieron los viceministros para Asia, Oceanía y Medio Oriente y para Europa, Xoan Noya y Calixto Ortega respectivamente, quienes alabaron la fortaleza de los hibakusha de compartir sus experiencias y los efectos que dejó la radiación en sus cuerpos.
“Sus palabras son la verdadera arma para la paz. La humanidad y las armas no pueden sobrevivir. Las armas y la paz no son compatibles”, dijo Noya al tiempo que resaltó que “el pueblo de Venezuela está comprometido con la paz, donde el territorio nacional está libre de armas nucleares… Esperamos que este logro pueda convertirse en logro mundial”.
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El Barco de la Paz es una organización no gubernamental con sede en Japón que promueve por el mundo la paz, los derechos humanos, el desarrollo justo y sostenible y el respeto por el medio ambiente. Con el objetivo de crear conciencia y lograr cambios sociopolíticos en el mundo.
El Viaje Global 87, visita a Venezuela desde el año 1995, siendo este su XIV y contó con mil tripulantes de diversas edades. Llevan más de dos meses de viaje, y ya han visitado 18 ciudades. Caracas es la ciudad 19, quedando por recorrer Curazao, Panamá, Guatemala, Hawái y finalmente Japón.
DesdeLaPlaza.com/SEB