Tras el fuerte dolor en sus rodillas, el futbolista argentino Gabriel Batistuta llegó a pensar que lo mejor era amputar. Los ligamentos no le daban más. Logró marcarle al Barcelona y a la Juve mientras su doctor lo infiltraba para que el dolor se fuera.
Bati, con 47 años, ya no podía más. El dolor en las rodillas era tan intenso que quería que le corten las piernas. Vio a Pistorius, y sabía que hay vida después de una amputación.
Un día se cansó y decidió retirarse a jugar polo. Recordó el desprecio de Passarela cuando era entrenador de River y dijo que ese joven de 20 años no daba la talla.
«Mi problema es que no tengo cartílagos ni tendones. Mis 86 kilos están apoyados sobre los huesos. Y el hueso contra hueso me generaba dolor. Después, la situación fue mejorando, aunque pasó mucho tiempo”, señaló en una entrevista con la prensa.
Aquella situación, según cuenta, habría ocurrido hace tres años. Aficionado al polo y al golf, a sus 45 años reconoce que ha vuelto a jugar al fútbol con amigos, pero que no corre por el balón: “Si la pelota no me pasa cerca, no la alcanzo. Pero estoy mucho mejor”.
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DesdeLaPlaza.com/Cadena 3/MD