Apasionados por el fútbol como pocos, los latinoamericanos no se amilanan con los altos costos de los viajes al Mundial y se las ingenian para llegar a Brasil de cualquier forma, ya sea a bordo de motorhomes, autos o bicicletas e incluso haciendo autoestop, para no perderse la gran fiesta.
Aunque muchos de ellos ni siquiera tienen boletos para ingresar a los estadios, los fanáticos se conforman al menos con estar en el país sede del histórico acontecimiento deportivo, que regresa a la región 28 años después del Mundial de México-1986.
No les queda otra alternativa, con propuestas que parten desde unos 7.000 dólares y paquetes a todo lujo de unos 20.000 dólares o incluso cruceros de ensueño, como una travesía mexicana que recorre Natal, Fortaleza y Recife, ciudades del nordeste de Brasil en las que jugará el Tri en primera ronda.
En bici: mucho tiempo pero poco dinero
La bicicleta, en auge en América latina, es uno de los medios favoritos para llegar a Brasil: se requiere mucho tiempo pero poco dinero para emprender una aventura que puede ser de miles de kilómetros.
Ángel Martínez, Héctor Luján y Juan Luis Sube, de entre 25 y 27 años, amigos y titulados universitarios mexicanos partieron a fines de diciembre y planean llegar para el arranque del torneo en junio después de cruzar 12 países y recorrer unos 14.000 kilómetros.
Su plan es pedalear tres días por uno de descanso, con un promedio de recorrido diario de 120 km. A mediados de abril atravesaban Perú rumbo a Bolivia, según un mapa en abrasilenbici.com.
«Caídas, fractura de dedo, granizo, lluvias, subidas, viento en contra, ataques de perros… No importa cuán malo sea o cuán malo se ponga, día con día seguimos reviviendo nuestro sueño porque esto no se acaba hasta que logremos alcanzarlo», escribieron los ciclistas el 15 de abril en su cuenta de Facebook.
Los ecuatorianos Andrés Verdezoto y Ernesto Veintimilla, de 31 y 32 años, partieron el 28 de marzo de la ciudad de Loja (sur): si logran pedalear unos 100 km diarios, pasando por Perú y Bolivia, estiman que podrán llegar a tiempo para ver el debut de su selección ante Suiza el 15 de junio en Brasilia.
En auto o motorhome: la cuestión es llegar
Juan Martín Alfieri, de 32 años, y 10 amigos de la ciudad argentina de Paraná, lanzaron el equipo «Mundial Andando»: compraron un viejo autobús que convirtieron en motorhome (casa rodante) para viajar al Mundial, contó el autor de esta aventura a la AFP.
Aún sin boletos para los partidos por no salir sorteados, buscarán estar en Sao Paulo el 12 de junio para la inauguración del Mundial o el 15 en Rio de Janeiro para el primer partido que disputará Argentina, ante Bosnia.
«Nos mentalizamos que hay un Mundial dentro de las canchas y otro afuera», dice Alfieri, quien cuenta que acondicionaron un bus de 55 asientos como motorhome con 12 literas.
También a bordo de un motorhome alquilado en Brasil, el uruguayo Alejandro Lecueder, de 23 años, y más de una decena de amigos viajarán a ver Uruguay-Costa Rica en un bar de Río de Janeiro, pero ellos comentaron que tienen entradas para presenciar los duelos de Uruguay ante Inglaterra (en Sao Paulo) e Italia (Natal).
Además, quienes tengan presupuesto acotado también prevén ir en automóvil al Mundial. En redes sociales chilenas, por ejemplo, se han creado grupos como «Caravana Santiago-Brasil» para realizar el viaje en conjunto.
Los promotores se proponen llegar en cuatro días hasta el gigante sudamericano, atravesando la Cordillera de Los Andes y Argentina.
«Es una invitación abierta a cualquiera que tenga ganas de viajar, en auto, caravana, moto, motorhome o en cualquier medio que le permita trasladarse», dijo Alberto Schmidt, su organizador.
A la ruta y ver qué pasa
Una mochila, amigos en Brasil y la pasión por el fútbol son suficientes para que el uruguayo Líber Bournier, de 29 años, emprenda a fines de mayo su viaje hacia la Copa del Mundo en autoestop y quién sabe, sea testigo de un nuevo Maracanazo, como ocurrió en 1950 cuando Uruguay derrotó al anfitrión en la final del Mundial en Rio de Janeiro.
Fue «una idea que surgió hace muchos años», dijo a la AFP Bournier, para quien «viajar así no es una necesidad, es una opción». En Brasil «tengo amigos, así que no voy a quedar a pata (sin tener ayuda)», agregó.
Entre las decenas de concursos y sorteos que organizan empresas en América Latina para viajar al Mundial, el colombiano Luis Joaquín Carrillo, de 69 años, ganó uno a Belo Horizonte pero el premio no contempla las entradas a los estadios.
«Sólo incluye el pasaje de ida y vuelta. La estadía en el hotel, cuatro comidas diarias y un tour por la ciudad», asegura este jubilado colombiano que nunca vio jugar su selección en vivo y en directo.
Sin embargo, quisiera ir al partido entre Colombia y Grecia, por el grupo C, el 14 de junio. «Esperemos que salga la venta de los boletos que devuelven» y si no, «tocará verlo desde el televisor en el hotel».
Luna de miel en el Maracaná
Después de ahorrar durante tres años, aún sin saber que Costa Rica clasificaría al Mundial, los ticos Dennis y Verónica León están a punto de concretar dos sueños: casarse el 8 de junio y viajar un día después a vivir una luna de miel mundialista.
«Yo siempre he querido ir a un Mundial y tomamos la decisión de ahorrar 300 dólares al mes y ahora disponemos de unos 12.000 dólares para disfrutar de Brasil», comentó Dennis León, citado por el diario deportivo Al Día.
«Si Costa Rica pasa de segundo, le tocaría jugar en el Maracaná y por supuesto que queremos vivir ese momento histórico para nuestra selección», comentó al referirse al complicado grupo que comparte el conjunto centroamericano con Inglaterra, Italia y Uruguay.
Trabajo especial de AFP