Una de las principales inquietudes que las madres tienen al momento de amamantar y más cuando son primerizas, es el cuidado de los pezones, y si a esto le agregamos los mitos de las abuelas, te podrás imaginar…
¿Cuidado? Sí, para prevenir que los pezones se agrieten o duelan durante y después de amamantar.
“Es importante que cada madre tenga la información adecuada y sepa que existen muchas variaciones en lo que respecta a tamaño y forma de los pechos de las mujeres, y que la producción de leche no depende de ello”, explicó Laura Krochik, especialista en Infancia y Crianza, para EntreMujeres.
En este sentido, la especialista señaló algunos cuidados de protección de los pezones al momento de amamantar.
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Amamantar con frecuencia: Ofrecer el pecho al niño y amamantar con mucha frecuencia y sin restricciones horarias para conseguir un alivio en las mamas.
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Extracción: Si después de amamantar sientes los pechos muy llenos es necesario extraerse la leche y almacenarse para dársela luego al bebé.
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Buena prendida: Es necesario que la boca del bebe este bien abierta, su barbilla tocando el pecho de la madre, y su labio inferior debe estar hacia afuera. El bebé debe succionar, detenerse y volver a succionar, con succiones profundas y lentas.
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Controlar la humedad: Los pezones necesitan aire como medida preventiva, puesto que, van a estar en contacto con la humedad todo el tiempo entonces cuanto más las madres puedan tener los pechos aireados será mejor así se evita la constante humedad.
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La leche tiene propiedades antibióticas: Se recomienda pasar un algodón humedecido con la leche materna la mayor cantidad de veces posible por el pezón y por la areola porque tiene propiedades antibióticas, regenerativas antisépticas, para lubricar y suavizar el tejido del pezón.
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Lavar el pecho solo con agua: Los pechos deben lavarse solamente con agua y hay que evitar los jabones, aceites, o cualquier producto que puede alterar el pH de la piel o irritarla, porque puede interferir con la lubricación natural de la misma.
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Recibir la luz del sol: Es aconsejable cuando las madres tienen tiempo durante el embarazo, exponer los pechos al sol durante unos diez o quince minutos, siempre teniendo en cuenta el tema de los horarios no recomendables de exposición y la cantidad de tiempo. Está demostrado que el sol tienden a sanar los pezones agrietados y hace que se sequen más rápidamente.
Desde La Plaza/EntreMujeres/SEB