Como medida de prevención, desde este jueves serán prohibidos los termómetros de mercurio en la Unión Europea, dicho metal se ubica entre los diez productos que mantienen en alerta a la salud pública.
La directora general de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, explicó el pasado octubre durante el lanzamiento de la iniciativa «Salud Libre de Mercurio en el año 2020» que el mercurio es una sustancia que tiende a dispersarse y permanecer en el ecosistema durante años, afectando a las generaciones próximas. Añadió que el mercurio puede causar «graves problemas de salud y discapacidad intelectual a las poblaciones expuestas».
Los daños cerebrales y neurológicos, sobre todo en los jóvenes, problemas renales y en el sistema digestivo, son algunas de las consecuencias graves que pueden surgir a través del contacto con el mercurio.
Por su parte, el mercurio se considera una fuerte amenaza para el desarrollo del niño, tanto en el útero como a edades tempranas. La inhalación del mercurio pude causar problemas en los pulmones y riñones, en el sistema nervioso, digestivo e inmunológico; además, es importante considerar que puede ser corrosivo para la piel, ojos y tracto gastrointestinal, produciendo toxicidad renal si es ingerido.
Al momento de desechar el mercurio, se debe considerar que el vertedero o la basura no es la mejor opción, puesto que estos residuos llegan al mar y se acumula en los peces, animales que el ser humano consume. Se determinó mediante un estudio reciente que el pez espada y los mejillones son los animales que tienden a acumular mayor cantidad de metales tóxicos.
Desde La Plaza/ ABC/ KH