La investigadora en medicina nutricional, Charlotte Erlanson- Alberstsson, buscaba una manera de reducir la velocidad del proceso de la digestión, para atenuar la sensación de hambre entre los platos principales.
«Como ella solo trataba moléculas sintéticas, preguntó a su marido, investigador especialista de la fotosíntesis, si no había una molécula natural que pudiera provocar saciedad», indicó la Universidad Lund (Suecia) a través de un comunicado.
El investigador se orientó hacia los tilacoides, membranas de las hojas verdes «que se piensa disminuyen en la velocidad de la digestión de los lípidos», de esta forma hacen trabajar a todo el intestino que difunde mayor cantidad de hormonas de saciedad.
La Universidad de Lund indicó: «comer espinacas no es suficiente, sin embargo, hay que molerlas, filtrarlas y centrifugarlas, para liberar así a los tilacoídes de las células de la planta, porque nuestro cuerpo no puede separarlos de las espinacas frescas de manera directa».
En un estudio en el que 15 personas, tomaron polvo de espinacas diluido en agua cada mañana, manifestaron que de inmediato resistieron mejor a las tentaciones de la mañana o de la tarde, situación difícil de accionar para quienes buscan controlar el peso.
Al mismo tiempo, estas personas «encontraron más fácil limitarse a tres comidas por día, en comparación con el grupo de control que bebía una solución sin sustancia activa», el estudio también arrojó que poseían más hormonas de saciedad en su sangre.
Esta sustancia, aún debe ser descubierta, pues los tilacoides de las espinacas contienen «centenares» de sustancias que podrían aportar al efecto de calmar la sensación de hambre, así lo subrayó Albertsson.
Desde La Plaza/www.globovision.com/JA