Si alguna vez te preguntaste sí los tentáculos de los pulpos se enredan entre sí, la respuesta es no.
Las ocho extremidades de este molusco cefalópodo están cubiertas por cientos de ventosas que se pegan a casi cualquier cosa, con una excepción importante: su propia piel.
Un grupo de investigadores de Israel realizaron un experimento utilizando pulpos vivos y tentáculos cortados y descubrieron que cada extremidad es autónoma y contiene una sustancia química que desactiva las ventosas cuando éstas se encuentran con otra de las extremidades del mismo pulpo.
«Nos sorprendió que nadie haya notado antes este fuerte fenómeno fácil de detectar» dijo Guy Levy, uno de los responsables de la investigación.
Vida propia
El estudio publicado en la revista especializada Current Biology, señaló que los tentáculos de estos moluscos prácticamente tienen vida propia, ya que sobreviven alrededor de una hora después de haber sido amputados. Pueden aferrar alimento e incluso llevar los bocados adonde «piensa» que se encuentra la boca de su exdueño.
Las extremidades de los pulpos vuelven a crecer una vez cortadas.
El próximo paso de los científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén es descubrir qué sustancia o compuesto químico es responsable de bloquear las ventosas de los pulpos y cómo esta especie reconoce su propia carne de la del resto.
Desde La Plaza/BBC/COM