Cómo es que algo que se ve tan simple y absurdo puede causar tanto placer en una persona, pues esa misma pregunta ha sido analizada por varios expertos en el transcurso de los años. Sin embargo, la respuesta no es tan sencilla. Para empezar, no se trata de una causa única, sino de un conjunto de factores. Uno de ellos es el principio de inmediatez.
Este principio señala que la persona siente una mayor satisfacción psicológica cuando la distancia entre acción y reacción es corta. Es decir, la sensación de recompensa en el cerebro es mayor cuánto más inmediata es la respuesta.
En ese sentido, uno siente tanto placer al reventar las burbujas de plástico porque recibe el estímulo (el sonido al explotar) de inmediato.
Pero como lo mencionamos anteriormente, hay varios factores. Otro de ellos es el principio de satisfacción. Este señala que el cerebro está buscando repetir todo estímulo satisfactorio, es decir, toda acción que ha resultado tal como uno lo había planeado.
Por ejemplo, si uno acertó en algo, el cerebro nos motiva para que ese resultado se repita. Por lo tanto, si al explotar una burbuja de plástico la persona sintió placer y satisfacción, el cerebro buscará seguir con esa acción.
En este proceso adictivo también interviene el nivel de dificultad. La energía, el tiempo y la fuerza que la persona utiliza para hacer explotar la burbuja es mínima, permitiendo que uno pueda seguir con la acción por un buen tiempo.
Pero estos principios se repiten una y otra vez en varias situaciones; como cuando uno se revienta un grano, los mecanismos que impulsan a seguir haciéndolo son los mismos que se presentan al reventar las burbujas de plástico.
DesdeLaPlaza.com/El Comercio/AMB