El papa Francisco ya tiene su propia estatua en el museo de cera de la capital francesa, que mostró la efigie en la explanada de Notre-Dame de París antes de que ésta sea incorporada a las otras 200 personajes que se encuentra en sus sales.
Para realizar esta escultura se necesitaron más de 15 artistas, que se basaron en fotografías y otros documentos. Además, estuvieron liderados por Pooneh Aziminejadi, licenciada en la Universidad de Bellas Artes de Teherán.
La estatua exhibe al Santo Padre sonriente, con su peculiar sotana blanca, el anillo papal y el dedo pulgar derecho levantado. Pero lo impresionante es el nivel de realismo de esta escultura, pues da la impresión que estuvieses observando al Pontífice en carne viva.
«Desde 1982, el museo Grévin tiene como tradición inmortalizar al papa como uno de los representantes de la paz en el mundo», dijo el museo, que el papa Francisco ha proporcionado a su pontificado «un estilo que rompe con el de sus predecesores».
Esta institución anunció que para conmemorar la entrada de la escultura al museo, ésta va a ofrecer a la ONG católica «Secours Catholique» 150 invitaciones para ingresar a la sede.
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DesdeLaPlaza.com/Publimetro/KC