La 55 edición del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci) rindió hoy un “sentido homenaje” al fallecido Premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, y recordó su pasión por el séptimo arte.
En memoria del escritor, el Ficci programó la retrospectiva “Gabo: Las películas de mi vida” para rememorar los filmes que fueron piedras angulares en la creación literaria del autor de “Cien años de soledad”.
“Gabo era un cineasta, es más, nunca fue a una academia donde le enseñaran literatura, él, como literato, fue autodidacta, pero como cineasta se educó en el centro de formación de Roma”, explicó a Efe el director de cine colombiano Lisandro Duque, presente en el festival .
Según Duque, García Márquez “mantenía la tentación por el cine a flor de piel y la prueba de eso es que quizá hay más películas basadas en los temas de Gabo que el número de novelas que él escribió”.
En este sentido, señaló que la razón por la que se suele minusvalorar la cinematografía de García Márquez es porque ya “existe el ancestro, esa especie de pecado original de su literatura que es genial”, argumentó Duque, actual gerente de Canal Capital, la televisión pública de Bogotá.
García Márquez no logró convencer al público de que sus películas se limitan a ser “apenas magníficas, muy originales”, apuntó Duque.
“Ese es como el gran desencuentro a propósito de la valoración del cine de García Márquez”, agregó.
El creador de Macondo, que algunos sitúan como el epicentro del realismo mágico, recibió en 1982 el Premio Nobel y en 1986 fundó la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños de Cuba, de la que Duque fue director entre 1994 y 1996.
Ese fue, en opinión del gerente de Canal Capital, el gran aporte que hizo Gabo, crear una escuela para jóvenes, principalmente del Tercer Mundo, en una época que no podían aspirar a formarse en universidades de cine porque en sus países no había ese tipo de escuelas.
“Entonces la alternativa que generó la Escuela Internacional de Cine y Televisión fue la de formar muchos cineastas, la mayoría sin recursos que de otra manera no hubieran podido estudiar”, agregó.
En opinión de Duque, García Márquez logró enriquecer el personal de cine en América Latina, en África, en Asia e incluso en Europa con creadores que “tenían un concepto diferente del oficio”.
El Ficci fue clausurado por el director colombiano Rodrigo García Barcha, hijo del nobel de literatura, que presentó su trabajo más reciente, “El último día en el desierto”.
Asimismo, asistieron el director surcoreano Kim Ki−duk y el estadounidense, Darren Aronofsky.
Más reconocimiento en Barcelona
De igual forma, el Ayuntamiento de Barcelona entregó este lunes la Medalla de Oro de la ciudad a título póstumo a Gabriel García Márquez, que llegó a esa ciudad en 1967 y vivió allí durante siete años.
La entrega del reconocimiento al escritor colombiano,se hizo por su especial contribución al enriquecimiento del patrimonio literario barcelonés y universal y el ayuntamiento propuso asimismo bautizar la biblioteca de Sant Martí de Provençals con el nombre del fallecido escritor colombiano.
Figura básica del realismo mágico, autor de «Cien años de soledad», galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1982, García Márquez es uno de los escritores más importantes del siglo XX, ha recordado el concejal de Cultura, Jaume Ciurana.
Su relación con Barcelona fue muy estrecha, pues no sólo vivió durante siete años desde 1967, sino que además escribió en la ciudad algunas de sus obras más importantes, como «El otoño del patriarca», una de las novelas que han plasmado con más precisión la figura del dictador.
En Barcelona, ha apuntado el alcalde Xavier Trias, Gabo también coincidió con muchos de los autores del «boom» latinoamericano, establecidos en la ciudad condal por iniciativa de la agente literaria Carmen Balcells y el editor Carles Barral, «un ‘boom’ que nos atrajo por crear un mundo único que combinaba fantasía y realidad».
Entre visitantes y residentes se cuentan Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, José Donoso o Álvaro Mutis y la vivienda de García Márquez, en Sarriá, se convirtió pronto en la sede de reunión de todos estos intelectuales, que a su vez también se mezclaban con escritores locales como Josep Pla, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Marsé u Óscar Tusquets.
En la ceremonia, que tuvo lugar en el Salón de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, recibió la Medalla de Oro el hijo del escritor, Gonzalo García Barcha, y su esposa Pía Elizondo.
Gonzalo García Barcha dijo que «es un gran honor recibir la Medalla de Oro de la ciudad en nombre de mi padre» y ha añadido: «Vivíamos aquí y hemos vuelto por la razón más sencilla, aquí teníamos amigos, amigos íntimos que nos abrieron las puertas de Barcelona, y Carmen Balcells continúa haciéndolo hoy».
Agregó también García Barcha, que «la obra de Gabo no habría sido la misma sin el amor de sus amigos de Barcelona».
El hijo del escritor terminó su intervención con las palabras del propio Gabo, quien dijo que se sintió «conmovido al llegar a Barcelona, una ciudad hermosa, lunática e indescifrable».
Al acto asistió la agente literaria Carmen Balcells, así como el director literario de Penguin Random House, Claudio López de Lamadrid, quien manifestó que trató a Gabo en los últimos quince años de su vida, «siempre fuera de Barcelona, en México, en la capital y en Guadalajara, y siempre empezábamos la conversación con la frase: ‘¿Qué noticias nos traes de Barcelona?’, que significaba hablar de Barcelona, de Beatriz de Moura, de mi tío Toni López de Lamadrid o de Carmen Balcells, la superagente 86».
Gabo fue, sino el que más, «uno de los escritores más meticulosos con los que he tratado, todo debía ser supervisado por él», confesó.
Agregó que «sus manuscritos llegaban impolutos, pero la complejidad que entrañaban es que eran textos vivos, pues circulaban entre amigos otros manuscritos más o menos secretos, que también hacían aportaciones».
El conseller de Cultura, Ferran Mascarell, evocó la frase que García Márquez ponía en boca de «un sabio catalán» en «Cien años de soledad»: «el mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga».
La ceremonia concluyó con una actuación musical a cargo del pianista y acordeonista Mauricio Vilavecchia, el guitarrista Toti Soler y la cantante Gemma Humet, que han interpretado cumbias, ballenatos y boleros.
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