Los Strandbeest o criaturas de la playa, son unos animales -o esculturas cinéticas- que se distinguen por dejarse ver paseando por las costas Holanda propulsados por el viento.
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Una noticia sobre el efecto del calentamiento global en la subida del nivel del mar llevó a Theo Jansen, artista y creador de estas bestias, a fantasear sobre la posibilidad de crear unas criaturas capaces de levantar diques en la playa. Así lo dejó por escrito en la columna semanal que escribía en un diario de tirada nacional en Holanda.
Así se le ocurrió esta idea, que se materializó en el alumbramiento de la primera de estas criaturas en 1990. Pero a diferencia de lo que ocurría en su fantasía, este animal no pretendía salvar a Holanda de morir ahogada, por el contrario no tenía propósito alguno: «Ningún animal lo tiene, ni siquiera lo humanos. Tal vez pienses que tú lo tienes, pero no es así, no tenemos ningún propósito. Así que diviértete».
Jansen explicó que «empieza a trabajar en ellos en octubre, en primavera están medio terminados y los llevo a la playa. Allí hago todo tipo de experimentos con ellos. En verano les hago muchas modificaciones. Entonces llega el otoño y los declaro extintos».
Sólo han existido 38 ejemplares que, lamentablemente, ya han completado su ciclo vital. Esta obra tiene una mezcla constante de realidad y fantasía.
En algún momento hasta se le cruzó por la cabeza equiparlas con armas para que pudieran defenderse de su potencial depredador: el hombre. «Pensé que los humanos serían su peor enemigo, como les ocurre al resto de animales, y valoré la idea de diseñar unas flechas envenenadas», dice entre risas, «pero resultó que tenían una forma mejor de defenderse: empleando su encanto». Su fin último es que sus bestias logren ser completamente independientes. «Espero que eso ocurra en los próximos 20 años».
Todos los ejemplares comparten, además de sus hechuras de insecto gigante extraterrestre, ADN: «Los 11 números sagrados» que permiten a los animales andar de la peculiar forma en la que lo hacen siguiendo un paso marcial. Estos números determinan la proporción del tamaño de los tubos eléctricos que componen el esqueleto del animal y la distancia entre ellos. De esta forma, el eje de la cadera se mantiene al mismo nivel y el animal no pierde el equilibrio mientras camina por la arena. Un sistema al que el artista se refiere como a «una nueva invención de la rueda».