Durante casi un siglo el uso el carbón fue la principal fuente de energía en el sector industrial y el transporte, para luego ser sustituida paulatinamente por el petróleo, sin embargo hace tan sólo 3 años el carbón continuaba liderando como la segunda fuente de energía más usada en el mundo, luego del petróleo, con una penetración de 30% versus un 32%, siendo el país que genera mayor consumo de energía derivada del carbón, China.
En América Latina los avances por disminuir el consumo de carbón han rendido resultados, pasando de 22% a tan sólo 10% en sólo 15 años revertiendo la tendencia mundial. El continente se ha acercado más a un camino de energías más limpias, sustentables que no generan gran impacto ambiental, logrando así que el 48% de la electricidad provenga de fuentes renovables, pero, cuando revisamos las cifras mundiales la energía solar y eólica ocupan sólo el 2,7%.
Venezuela y las energías limpias
Venezuela tiene un amplio desarrollo hidroeléctrico, lo que permite abastecer el 70% de la demanda nacional con un bajo impacto ambiental, pero aún sigue siendo dependiente del petróleo y del gas, no sólo como principales formas de energía, sino también económicamente.
Los ingresos recibidos por la comercialización de ambos rubros representa el principal ingreso económico del país, esa dependencia ha sido criticada enfáticamente tanto por el gobierno de Hugo Chávez como por el de Nicolás Maduro, lo que ha impulsado un inicio de acciones para cambiar la dependencia energética y económica como la construcción de parques eólicos, el desarrollo de investigaciones en el tema y la creación de diversas carreras universitarias vinculadas a la energía y el medio ambiente.
El horizonte de los acuerdos de la diversas Cumbres de Cambios Climáticos señalan la tendencia a disminuir el consumo de petróleo, gas y carbón, al cumplirse paulatinamente estas políticas se producirá un decrecimiento en el consumo internacional del gas y del petróleo, disminuyendo por consiguiente el ingreso en divisas al país, lo que obliga a diversificar las vías de ingresos y a realizar una transición energética en el país, ejemplo de ello es la incursión en el ramo de la energía eólica, solar y la ya desarrollada hidroeléctrica.
Una realidad es que el gobierno del expresidente Hugo Chávez Frías ha sido el que más ha realizado inversiones para el desarrollo de nuevas formas de energía. Con la realización de convenios con países como Vietnam se logró la iluminación con energía solar de diversas avenidas bolívar de múltiples ciudades del país, una iniciativa para demostrar a los ciudadanos otras alternativas de energía, el desarrollo de generadores heolicos ha sido promovido, dando paso también a la constitución y consolidación de empresas en el ramo de las energías alternativas en el país.
Una de esas iniciativas privada, vinculada a la energía solar es la empresa Solinar, comercializadora de paneles solares en Venezuela con más de 30 años de experiencia en el país.
Daniel Moll, representante de la compañía familiar que actualmente va por su segunda generación, aclara algunos mitos y verdades entorno a este tipo de energía, como por ejemplo lo relacionado a la masificación de la energía solar. Hasta los momentos, por lo menos en Venezuela aún no es posible, no sólo debido a los costos y la capacidad de voltios que se genera a través de ella, sino también debido al desarrollo de la energía hidroeléctrica, en la cual nuestro país tiene experiencia acumulada.
En Venezuela la energía solar, por los momentos, es una alternativa donde la red convencional no llega, también lo es para el desarrollo de sistemas que se deban caracterizar por la confiabilidad como los son la fabricación de satélites y para el apoyo a algunos procesos productivos como las granjas avícolas y la iluminación de fincas, explica el especialista, mientras que, una iniciativa real y aplicable a mediano plazo en Venezuela es la instalación y utilización de calentadores solares lo que ayudaría a reducir el consumo de energía en el hogar en un 60% a 70% desahogando a la red eléctrica nacional ya sobrecargada.
«Es una solución que se le puede dar al país en relación al consumo, es algo masificable, de amplio aprovechamiento en el país, también significaría un enorme ahorro económico», agrega Moll.
«El sílice es el mayor componente de la placa de paneles y para lograr fundirlo se necesita una energía enorme, para convertirla en una célula fotovoltaica, es decir una célula que pueda generar energía a partir del sol, por eso es poco masificable este tipo de energía, ya que su capacidad generadora no es tan grande como por ejemplo la hidroeléctrica, en la cual el país depende en un 70%, energía muy ventajosa y ampliamente desarrollada, por lo cual, en el caso de Venezuela, la energía solar constituye más bien una alternativa para zonas de difícil acceso o pocos desarrolladas», reitera.
Alumbrado público
En relación al desarrollo de alumbrado público, Moll explica que si bien repercute positivamente en los urbanismos en temas como la disminución de índices delictivos y de accidentes, siendo una opción al alumbrado tradicional, él recomienda direccionar la política para atender zonas o lugares muy específicos, de difícil acceso.
«El gobierno hizo esfuerzos e inversiones importantes, pero también hay que señalar la necesidad de realizar el mantenimiento a tiempo de las baterías cuya duración es de 5 años aproximadamente, a consecuencia, estimo que sólo un 15% del alumbrado solar está actualmente en funcionamiento, pudiendo recuperarse rápidamente ya que sólo requiere del mantenimiento adecuado y de un cambio de las baterías» explica.
Oportunidades
El costo de los paneles solares ha disminuido con el tiempo, ya que en un primer momento existió un monopolio de producción por parte de empresas petroleras quienes ofrecían éste tipo de energía pero a un costo excesivo, a fin de impedir su desarrollo para destruir cualquier posibilidad de competencia. Al masificarse su producción, primero en Europa, luego irónicamente en China, los costos han decrecido pasando de 5 dólares el vatio hasta ubicarse en 0.80 a menos de 0.50 centavos de dólar por panel, lo que representa una oportunidad para su desarrollo en el país.
Moll, aconseja cambiar la actitud de los ciudadanos hacía la energía y su consumo. «El venezolano es un derrochador de energía, tiene prácticas pocos sanas asociadas al consumo energético y eso debemos reducirlo, cambiarlo, para tener condiciones favorables en el futuro, más aún con los cambios climáticos constantes que tienen consecuencias importantes en nuestra red hidroeléctrica», afirmó.
Si se quiere promover el uso de energía solar en ámbitos residenciales o comerciales en el país, Moll propone no sólo una campaña de sensibilización y educación, sino también una serie de incentivos tributarios así como facilidades crediticias para la instalación de estructuras que dependan de éste tipo de energía.
Mientras se mantengan los subsidios de la luz en el país, no es tan atractivo el tema económico pero sí lo son valores agregados como lo estético y lo ecológico. Los paneles solares son bellos y lucen estéticamente bien y si a eso se añade el beneficio ambiental, el plus ecológico, entonces se tendrían bellas joyas arquitectónicas- ecológicas lo que contribuiría a una imagen diferente de nuestras ciudades.
La revolución tecnológica mundial es otro de los incentivos y oportunidades que destaca el especialista, ya que al desarrollarse nuevos descubrimientos y con la masificación de nuevas alternativas de generación de energía los costos y accesibilidad deberían continuar a disminuyendo «vamos hacía la producción de energías más limpias y más económicas, hay muchos investigadores y países que están trabajando en ello, para formular nuevas energías, será en vez de una tendencia una realidad en algún momento » .
Beneficios
Si bien es cierto que el daño realizado a nuestro planeta es irreversible de manera inmediata, ciertas acciones y cambios en políticas energéticas son favorables para evitar males mayores e ir sanando poco a poco las heridas ocasionadas a la capa de ozono, suelo, mares y ríos.
Las decisiones que tomemos hoy repercutirán en los próximos 10 mil años según el informe denominado «Consecuencias de las políticas del siglo XXI para el clima y el cambio del nivel del mar», publicado por la revista especializada Nature Climate Change. De no producirse un cambio en la humanidad, unánime, el nivel del mar podría elevarse en 52 metros y las temperaturas ascenderían en 7 grados.
Es cierto que el carbón sigue siendo el tipo de energía más barato, por eso su popular uso, pero a pesar de que la transición de modelos energéticos conlleva un costo económico (que pareciera que pocos países quieren asumir) a la larga, repercute positivamente en los indicadores económicos, se ahorra más en el tiempo, dependiendo del tipo de energía a implementar y de la realidad geográfica de cada pueblo, ciudad y nación.
El uso de energías más limpias traencomo consecuencia la disminución de emanación de gases que repercuten en el aire y la capa de ozono de manera negativa y se obtienen una reducción de gastos asociados al consumo energético.
El sol por su parte, se calcula que no ha llegado aún a ni a la mitad de su vida útil y la utilización de este recurso natural varía desde cocinas elaboradas con paneles solares, baterías y plantas eléctricas que pueden proveer de luz a módulos asistenciales de salud, calentadores de agua, entre otras tantas funciones.
Lo más importante a la hora de implementar la política es evaluar la zona geográfica e identificar los objetivos de su implementación, lo cierto es que la preservación del planeta y del ecosistema no debe tener precio, cualquiera que se deba pagar es poco a fin de garantizar la evolución y permanencia de la especie humana en el planeta.
DesdeLaPlaza.com/ María Caldera