La siembra vaginal es una práctica que se usa cada vez más en los partos por cesárea, sin embargo, pocos conocen los riesgos potenciales que esto implica.
Es una práctica que consiste en tomar una muestra de los fluidos vaginales de la madre y aplicarlo sobre la piel, boca y ojos del bebé, en el momento de su nacimiento por cesárea, con la finalidad de que el niño entre en contacto con las bacterias del canal vaginal, con la intención de que desarrolle anticuerpos y reducir el riesgo de ciertas enfermedades.
Sin embargo, los especialistas indican que el remedio podría ser peor que la enfermedad, porque esta técnica -también es conocida como microbirthing (microparto)- «no debería ser recomendada o alentada por los médicos«.
Así lo aseguró en el British Medical Journal (BMJ) un grupo de especialistas en neonatología y enfermedades infecciosas, liderados por el doctor Aubrey Cunnington, del Imperial College de Londres, Reino Unido.
Bacterias dañinas
«La demanda de este proceso aumentó entre las mujeres que dan a luz en el Reino Unido (…) pero estamos muy lejos de tener evidencia de base para recomendar esta práctica», afirmó Cunnington y sus colegas.
Según los expertos, existe una serie de «riesgos potenciales» y muchos padres aún no se han percatado del peligro que representa.
Entre los principales peligros, según los médicos, esta la transmisión de bacterias dañinas al bebé como: la clamidia, la gonorrea, el virus del herpes simple, y estreptococos del grupo B, que pondrían al neonato «en riesgo de las mismas infecciones que uno nacido por parto vaginal», algo que, según Cunnington, «muchas veces el personal sanitario no tiene en cuenta».
«Creemos que habrá más problemas si el procedimiento (la siembra vaginal) continúa ganando popularidad», manifestaron.
El debate en torno a la cesárea
Origen
La siembra vaginal se inició tras algunos estudios que revelaron que los bebés nacidos por cesárea tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar algunos trastornos a lo largo de su vida, tales como: obesidad, alergias o algunas enfermedades intestinales.
Esta práctica comenzó a aplicarse en Australia, y está ganando popularidad en el Reino Unido; además, el debate en torno a sus posibles beneficios se popularizó en los últimos años en otras regiones del mundo, incluida América Latina.
Algunos estudios sugieren que los bebés que nacen por cesárea tienen un microbioma (conjunto de microorganismos dentro del cuerpo) diferente al de bebés que nacen por parto vaginal, al no estar expuestos a las bacterias del canal vaginal.
Las diferencias en el microbioma están relacionadas con el desarrollo de obesidad y de ciertas alergias, entre ellas, el asma.
Para el año 2013, Puerto Rico inició trabajos en un experimento sobre la microbiota humana y su relación con la salud, así como los posibles beneficios de la siembra vaginal.
El proyecto se basaba en plantear la hipótesis basada en que si el bebé pasa por el canal de parto de la madre queda inoculado con bacterias beneficiosas para la formación de su microbioma y su sistema inmunitario.
Mayores riesgos que beneficios
Luego de 2 años, la revista científica Nature Medicine donde médicos expertos explicaban que los bebés nacidos por cesárea adquieren una microbiota diferente a los niños nacidos por parto vaginal y que este tipo de partos «están asociados a un riesgo mayor de trastornos de tipo inmune y metabólico». Sin mencionar los beneficios vinculados a la siembra vaginal.
Cunnington y sus colegas recuerdan que, pese a que exista un vínculo entre la cesárea y el riesgo de enfermedades asociadas con el déficit de ciertas bacterias intestinales,»no se sabe a ciencia cierta si se puede influir en la microbiota transfiriendo las bacterias de una muestra de la madre al hijo«.
«Advertimos al personal de nuestros hospitales que no lleven a cabo la siembra vaginal, porque creemos que el riesgo de daño no puede justificarse sin que exista evidencia sobre sus beneficios», explicaron los médicos.
«No hay pruebas que sugieran que la siembra vaginal sea beneficiosa», finalizó Cunningan, quien aconseja otro tipo de prácticas, como la lactancia materna, que «sí tiene un poderoso efecto en el desarrollo de la microbiota intestinal del bebé».
DesdeLaPlaza.com/BBCMundo/WG