Los temas de sexualidad siempre están rodeados de mitos y tabús que por larga data han llevado que mujeres y hombres no expresen lo que les gusta cuando de placer sexual nos referimos.
El autoejercicio de la función sexual o como se conoce comumente la masturbacón, aún sigue siendo en diversas culturas a nivel mundial un tema que genera vergüenza, suele ser señalada de inmoral e incluso ha sido satanizada. Pero, la masturbación vista desde el campo de la sexología es una práctica importante en el autoconocimiento de nuestro cuerpo.
Tanto las mujeres como los hombres desde la entrada a la pubertad y el inicio de la adolescencia les surge la necesidad del autoejercicio de la función sexual. Si bien la percepción de la calidad de la experiencia es similar para ambos sexos, la frecuencia entre las mujeres, en términos de tendencia, es menor que entre los hombres.
Esto quiere decir que aunque nada impide que haya mujeres que se masturben con mayor frecuencia que muchos hombres, no es así para la mayoría de la población femenina. Por supuesto, hay mujeres que deciden no masturbarse, y otras que empiezan durante la etapa adulta. No hay una norma para ello y la iniciación en esta práctica sexual parece darse de forma más escalonada que en el caso de los hombres.
Cuando revisamos los beneficios de la masturbación podemos empezar por mencionar que esta práctica sexual nos lleva a liberar la dopamina y la oxitocina, ambas endorfinas son las responsables de esa sensación de placer y bienestar que experimentamos en nuestro cuerpo. Que nos permite sentirnos felices.
Masturbación femenina
En el caso de las mujeres, es de suma importancia explorar su cuerpo, el recorrido de su mapa erótico las llevará a esos puntos importantes de su sexualidad. Y que son validas de estimular a sola o en compañía de la pareja.
Obviamente, cada mujer es distinta a otra y desde su patron sexual tendrá en la masturbación resultados diversos desde intensidad del orgasmo, y las hormonas que se liberan durante la excitación ayuda a liberar estrés, dormir mejor, reduce dolores menstruales, tener orgasmos más intensos y seguidos y por úlimo pero importante conocer tu cuerpo y tu respuesta sexual que es muy personal en cada mujer y que no sigue una receta ni el como le fue a tu amiga.
Y el acompañante puede ser desde tus manos hasta un juguete sexual.
Ellos siempre se han masturbado
Cuando nos toca referirnos a los hombres, es más aceptado y permitido sociocultural, para ellos la masturbación es una práctica cotidiana. Pero, la masturbación masculina ayuda mantener la función sexual del varón, e incluso a mejorar a través del autoconocimiento del cuerpo.
Uno de los problemas sexuales más comunes del hombre es la eyaculción rápida, que se produce cuando la eyaculación aparece demasiado rápido, de modo que cada relación sexual se convierte en una nueva frustración, máxime si todo ocurre tan rápido que ni siquiera se puede lograr la penetración.
En estos casos, la masturbación puede ser una herramienta de ayuda para desarrollar un mejor control de la eyaculación, con las recomendaciones de un médico sexologo.
En pareja también se disfruta
La práctica masturbatoria se ha incorporado al encuentro sexual en pareja, ya no como forma contraria al coito, sino como complementaria. Es un juego muy erótico que, a su vez, ayuda a perder el miedo y la vergüenza a ser observados, favorece al conocimiento y la confianza mutua. Un elemento que no sólo te permite conocer las zonas erógenas del cuerpo de tu pareja sino que te ayuda a darle un toque novedoso a tu relaciòn.
Para incorporar el petting –las caricias proporcionadas en pareja– se puede comenzar con una luz tenue, semivestidos y un lubricante para aumentar las sensaciones. A medida que se van tocando- y desvistiendo- es conveniente que aumente la comunicación verbal entre ambos, para que el otro sepa los gustos y preferencias del compañero. La técnica puede ser la que mejor se sientan a gusto, pero, sino tienen idea de como comenzar acá les dejamos algunas:
La estimulación simultánea: la masturbación puede practicarse mutuamente entre los integrantes de la pareja, y no solamente por turnos.
Punto Justo: conocer el cuerpo de tu pareja, sus genitales, sus zonas erógenas es una exploración sumamente excitante. Que él toque, bese, acaricie y frote clítoris y senos y que ella haga lo mismo con los testículos, el perineo y el pene.
Mirar y dejarse mirar: parte del desafío es derribar las barreras de la vergüenza y entregarse a la excitación que provoca ver al compañero gozando. Una especie de voyeurismo que traerá satisfacción sexual para ambos.
Buscar poses nuevas: encontrar las posturas más cómodas y sensuales para tocarse mutuamente es parte del juego del descubrimiento en pareja.
El disfrute de tu sexualidad está en tus manos.
@RINAMORALESMERA