En un estudio publicado este año, la compañía de cosméticos Olay anunciaba el descubrimiento de la huella digital genética de las mujeres cuya piel parece no envejecer. El estudio, presentado en el Congreso Mundial de Dermatología celebrado en Vancouver entre el 8 y el 13 de junio, había estudiado a mujeres de veinte a setenta años e identificaba variantes genéticas y de otros tipos de estas privilegiadas. A la cabeza del estudio se encontraba Alexa Kimball, profesora de dermatología de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU).
Lea también: Química «verde» para cuantificar componentes de los cosméticos
Después de analizar 20.000 genes, se habían identificado 2.000 que, aunque también están presentes en el resto de la población, se expresaban de una manera diferente entre las “eternamente jóvenes”. El trabajo de estos genes influye en la capacidad de las células para reparar el ADN, producir antioxidantes y otros factores relacionados con el envejecimiento. Para Rosemarie Osborne, investigadora de Procter & Gamble, conocer por qué estos genes actúan distinto en algunas mujeres “puede permitir a los investigadores ayudar a más mujeres a lograr una piel que parezca la excepción y no la regla en cualquier etapa de la vida”.
El estudio es científicamente sólido, pero el salto que se sugiere entre el conocimiento obtenido y la posibilidad de mejorar sus productos no es tan sencillo. “Parece un trabajo ambicioso y han cumplido la parte descriptiva usando las últimas tecnologías; ahora viene lo difícil, que es encontrar la manera de rejuvenecer la piel”, comentaba Manuel Serrano, jefe del Grupo de Supresión Tumoral del CNIO y especialista en el estudio de los mecanismos relacionados con el envejecimiento. Serrano, que ha participado en estudios que describen las causas del deterioro biológico que se produce con el paso del tiempo, conoce la gran distancia que existe entre conocer un proceso y ser capaz de manipularlo. Por ahora, ninguna estrategia ha mostrado ser efectiva para prolongar la vida humana.
DesdeLaPlaza.com/El País.es/AMH