De acuerdo con Nadia Reyna, profesora e investigadora del Laboratorio de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Medicina de La Universidad del Zulia, un refresco representa una gran cantidad de energía para el organismo.
La investigadora explica que el organismo, ante la fuerte carga de glucosa que ingiere, pone al páncreas en una frenética sobremarcha y causa que libere un chorro de insulina al organismo para controlar el nivel de azúcar en la sangre. Este proceso, repetido a largo plazo, conlleva a padecer una enfermedad muy frecuente en los últimos tiempos: el síndrome metabólico.
Según explica Reyna, este excedente de insulina estimula la acumulación de grasa en el individuo. El padecimiento está cercanamente ligado al aumento del colesterol, disminución del llamado colesterol bueno o HDL. Los depósitos de grasa en el área abdominal también son efectos secundarios del consumo prolongado de estas bebidas, debido a la gran carga de carbohidratos.
Efectos varios
Es curioso, pero ingerir de golpe las ocho o diez cucharadas de azúcar que puede contener una lata de refresco no causa una sobrecarga de dulce. Esto se debe a una de las sustancias más dañinas que contienen las bebidas gaseosas: el ácido fosfórico.
La tarea de este compuesto químico es cortar el intenso sabor de la sustancia utilizada para endulzar, pero los efectos que tiene sobre el organismo son severos. Por medio de complejos bioquímicos, las moléculas del ácido y otros elementos del producto –tan popular a lo largo y ancho del globo– causan que minerales esenciales para la salud –como el calcio, magnesio y el zinc– salgan del cuerpo por medio de la orina.
Así, durante un periodo prolongado de consumo, el riesgo de sufrir descalcificación en los huesos aumenta considerablemente, puesto que estos elementos son los que protegen la estructura ósea.
A pesar de estos efectos negativos, las dos gigantes del mercado de las bebidas siguen presentes en más de 200 países. Proyecciones de la firma Euromonitor indican que Latinoamérica pasará a ser un mayor mercado de este rubro que América del Norte.
5 golpes al organismo
En el metabolismo: produce un excedente de grasa en la zona abdominal, lo que predispone a enfermedades metabólicas.
En el sistema óseo: el ácido fosfórico puede incidir en la descalcificación de los huesos, ya que causa que se pierdan, por la orina, nutrientes necesarios para su protección.
En la mente: se produce una dependencia y la falta de su consumo puede generar ansiedad en los consumidores más asiduos.
En los dientes: las ocho o diez cucharadas de azúcar por cada 355 ml (una lata), junto a malos hábitos de higiene dental pueden llevar a la aparición de caries.
En el sistema gástrico: la larga lista de químicos presentes en las bebidas carbonatadas poseen la propiedad de irritar las paredes gástricas.
Desde La Plaza/ Universidad del Zulia/ AG