El estudio publicado en la revista PLoS One, refiere que un nutriente del ajo conocido como FruArg, tiene un rol clave en la protección cerebral y podría inhibir o incluso revertir, el daño a las células cerebrales causado por el impacto del estrés ambiental (puede ser provocado por el proceso de envejecimiento, el tabaquismo, la contaminación, una lesión cerebral traumática o el consumo excesivo de alcohol).
Los hallazgos de los investigadores se basan en la llamada microglía, un conjunto de células inmunes que se encuentran en el cerebro y en la médula espinal, y que son la primera línea de defensa del sistema nervioso central. “A diferencia de otras que rara vez se regeneran, estas responden a la inflamación y al estrés ambiental multiplicándose, protegiendo a otras de la destrucción”, resaltó el profesor Zezong Gu, autor principal del trabajo en información difundida por la institución académica.
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El problema es, según explicó Gu, que “aumentar el número de células microgliales no proporciona los beneficios adecuados, pues también producen óxido nítrico como reacción a su función protectora, y una producción excesiva de este daña las células cerebrales”, provocando el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.
Sin embargo, es aquí donde el nutriente FruArg resulta clave. “Al aplicar el estrés al modelo se produjo el esperado aumento de las células microgliales y, con ello, del óxido nítrico. Pero cuando se incluyó FruArg, estas células se adaptaron reduciendo la cantidad de subproducto que producen”, detalló el investigador.
Además, el “FruArg promovió la producción de antioxidantes, ofreciendo beneficios protectores y curativos a otras células cerebrales. Esto nos ayuda a entender cómo el ajo beneficia al cerebro, al ser resistente al estrés y a la inflamación asociada con las enfermedades neurológicas y el envejecimiento”, puntualizó.
DesdeLaPlaza.com/Mujer Hoy/AMH