Alguna vez te preguntaste por qué los días de Semana Santa cambian cada año y no tienen una fecha exacta como otras celebraciones cristianas como la Navidad, que se conmemora el 25 de diciembre o la Epífanía ante los Reyes Magos que se celebra cada 6 de enero.
La razón de esto, es que debido a un hecho histórico la Semana Santa se rige por el ciclo lunar y no por el calendario gregoriano.
Según la tradición cristiana, la noche en la que el pueblo judío salió de Egipto junto a Moisés, había luna llena y eso les permitió prescindir de las lámparas para que no los descubrieran los soldados del Faraón.
Los judíos celebran dicho acontecimiento cada año en la pascua judía o «Pesaj», que siempre concuerda con una noche de luna llena, en recuerdo de esos israelitas que huyeron de Egipto pasando por el Mar Rojo.
Es por esto, que podemos tener la seguridad, de que el primer Jueves Santo de la historia, cuando Jesús celebraba la Pascua judía con sus discípulos en lo que se conoce como «La Última Cena», era una noche de luna llena.
Es así, como la iglesia católica en el Concilio de Nicea en el año 325, promulgó formalmente que la Pascua Cristiana (la Resurrección de Cristo) se celebraría el primer domingo después de la primera luna llena, durante o después del equinoccio de primavera (para el hemisferio norte).
En consecuencia, astronómicamente, la Pascua nunca puede caer antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril.
Aunque para muchas personas esta época significa tiempos de vacaciones y fin de semana largo, para otras, la Semana Santa tiene un significado mayor y profundo, ya que los católicos recuerdan y celebran los hechos más relevantes en la vida de Jesús de Nazaret, como lo son su Pasión, Muerte y Resurrección.
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