El llamado “Rancho de la Tierra de Nunca Jamás” o Neverland, que fue propiedad del cantante Michael Jackson desde 1988 hasta 2005, hoy es prácticamente un terreno baldío administrado por una firma de inversiones.
En Julio de 2015 la familia del fallecido cantante Michael Jackson anunció que pondría a la venta el rancho californiano “Neverland”. El rancho a abandonado por el «Rey del pop» en 2005, para el momento fue tasado en unos 30 millones de dólares.
“Nos entristece la perspectiva de la venta de ‘Neverland’”, señalaron en una declaración los herederos de Jackson, quien falleció en 2009 a los 50 años de edad.
“Nos sentimos frustrados y decepcionados amargamente porque el asunto haya llegado a ese punto”, añade el comunicado, en el que la familia subraya que “Michael perdió el control de ‘Neverland’ como resultado del asesoramiento de un exgerente”.
El llamado “Rancho de la Tierra de Nunca Jamás”, está ubicado a unos 8 kilómetros al norte de Los Olivos, en California, “Neverland”, con una superficie de casi 1,100 hectáreas, fue la residencia de Jackson y también su parque de diversiones.
Allí instaló numerosas estatuas de niños, dos ferrocarriles, carruseles, montañas rusas y otros entretenimientos.
Neverland sigue siendo un sitio para el olvido
Hace pocas semanas salió a la luz pública la noticia de que se habrían encontrado en 2003 evidencias de la existencia de un cuarto de abusos en el rancho de Jackson utilizada por el cantante para abusar sexualmente de los niños que lograba seducir para que pasaran unos días en el rancho.
El megaparque de diversiones que evoca a cualquiera de los inmensos parques temáticos de Disney atrajo la prensa negativa para el cantante desde que fue construido. El lugar fue el hogar de historias terroríficas sobre acusaciones de abuso sexual, actos de depravación, pedofilia y excesos psiquiátricos por parte del multimillonario y aclamado mundialmente, Michael Jackson.
Pero, a pesar de ser una mina de historias sobre los últimos años de la vida de Jackson, el rancho sigue sin compradores interesados en adquirirlo. Tal vez por miedo a ser acusados del mismo desorden social del que fue acusado Jackson, quizás porque el precio es demasiado alto. Lo cierto es que no ha salido el primer multimillonario excéntrico a mostrar interés por la propiedad que, al margen de los hechos que pudo haber presenciado a través de sus paredes, implica una inmensa inversión realizada por Jackson para atraer y divertir niños. Al menos en su exterior.
Desde La Plaza