¿Quién ganó con la no renovación de la concesión a RCTV? – RCTV Internacional: La jugada final de Granier contra sus trabajadores y trabajadoras – ¿Qué es de la vida de RCTV hoy en día?
Ya hemos escrito sobre la primera revisión que, desde la aprobación del decreto 1577 sobre concesiones de radio y televisión (Jaime Lusinchi, 1987) hizo el Estado venezolano a las licencias de transmisión de la TV, iniciada el 13 de junio de 2006 (anuncio presidencial de dicha revisión) que concluyó con la renovación, o no, de las licencias de los principales canales de señal abierta (Venevisión, Televen, Globovisión, y RCTV).
Esta crónica hertziana la dedicaremos a un hecho, iniciado en 2007, que está, precisamente, fuera de las ondas hertzianas por donde llegaba el antiguo ‘canal 2’: RCTV Internacional.
Dos meses después del fin de la concesión en señal abierta de RCTV, Marcel Granier, cara visible del grupo 1BC, anuncia el lanzamiento, por todo lo alto, de la señal de su canal de TV por suscripción, que iniciaba sus transmisiones con todos los espacios de publicidad vendidos a sus antiguos anunciantes de la señal abierta.
RCTV Internacional coincidió, no tanto con el crecimiento de la audiencia venezolana dentro de la TV por suscripción (más coherente con el crecimiento económico de las y los venezolanos, hoy con empleo y dinero para acceder a este servicio, que con el egocentrismo político del grupo 1BC, propietario de RCTV) sino con la migración de la publicidad privada y pública hacia ese espectro pago de la TV.
Hasta allí todo parecía normal, el Estado, incluso, asumió los transmisores y parte del personal de RCTV, que desafió constantemente las leyes venezolanas, apoyando un golpe de Estado, y una acción de sabotaje económico contra un país, y RCTV marcaba una nueva historia dentro de la libertad de expresión que existe en Venezuela (premiada salió, diríamos)
Pero un nuevo problema planteó a Granier, no el Estado, sino el sector privado: La Cámara Venezolana de Televisión por suscripción (CAVETESU) exigió al gobierno reglas claras para establecer cuáles canales de la TV por suscripción debían regirse por las leyes venezolanas (la Ley RESORTEME, específicamente) y cuáles no.
Esto generó la Norma técnica sobre los servicios de producción nacional audiovisual, publicada por CONATEL el 22 de diciembre de 2009 (Gaceta Oficial N° 39.333, (la puedes leer completa aquí) que reveló en sus artículos 3, 6 y 7 lo que Marcel Granier se negaría a cumplir:
“Artículo 3: Se consideran como servicios de producción nacional audiovisual a aquellos canales cuya recepción y/o difusión de imágenes y sonidos ocurran dentro del territorio de la República Bolivariana de Venezuela, y se difundan sólo a través de las redes de los prestadores del servicio de difusión por suscripción habilitados por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, con excepción de los siguientes supuestos:
- Que el canal contenga en el tiempo total de su programación semanal más del setenta por ciento de programas, publicidad o propaganda que, en su conjunto, no califiquen como producción nacional…”
Artículo 6: Los servicios de producción nacional audiovisual, deben cumplir con las disposiciones previstas en la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos y demás normativa aplicable.
Artículo 7: Los Servicios de Producción Nacional Audiovisual, deben transmitir gratuitamente los mensajes o alocuciones oficiales conforme a lo establecido en el artículo 10 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos”
En 2010 las y los Productores Nacionales Independientes (https://www.youtube.com/watch?v=TPt2d2026l4) presentamos, en rueda de prensa, un documento ante CONATEL para respaldar esta norma técnica, que daba a la Producción Nacional 12.7% de la programación de la TV por suscripción para presentar programas, o servicios de producción audiovisual, y para condenar la violencia que desencadenaron movimientos de derecha en Venezuela, tras la decisión de Marcel Granier de sacar RCTV Internacional del aire, para no cumplir con esta disposición legal de CONATEL, violencia que provocó la muerte de 2 venezolanos. He aquí un fragmento del comunicado que me correspondió a mi leer, a nombre del gremio:
“Hasta diciembre, antes de la publicación de la Norma técnica que establece que si un canal tiene más del 70% de su programación hecha en Venezuela es un prestador de servicio nacional, más del 90% de la grilla de producción de RCTV era nacional ¿RCTV redujo de un solo golpe más de la mitad de su producción nacional, a fin de usar esta norma técnica para mantener su estatus de internacional? ¿Qué va a pasar con el 50% de la programación de RCTV que ya no será nacional? Más claro aún ¿Qué va a pasar con las y los trabajadores que producían ese 50%? ¿Van a ser despedidos usando como excusa una medida perfectamente legal, solo por la arrogancia y la malcriadez de no permitir el único espacio en RCTV donde se puede decir algo bueno del Presidente de la República, las cadenas presidenciales?. Trabajadores de RCTV, el llamado es a defender sus puestos de trabajo de Marcel Granier, el único responsable de su incertidumbre, RCTV es un productor nacional audiovisual, y ustedes son los que hacen esa producción… Trabajadores de RCTV, Ustedes tienen su turno al bate, no permitan que Marcel los ponche”
Con la salida del aire de RCTV Internacional, de la que Marcel Granier, y el grupo empresarial a su cargo, es el único responsable, se logró su doble juego: En 2007 despidió a buena parte de sus trabajadores argumentando que ‘el gobierno no le renovó la concesión’, y en 2009 salió del resto de los que garantizaban 24 horas diarias de transmisión sacando su canal de cable del aire, para no cumplir con la Ley RESORTEME, ni transmitir al presidente de la República Bolivariana de Venezuela en cadena, lo que le impedía censurarlo y manipularlo a su modo. Miles de trabajadores desmejorados, y luego despedidos, por la ambición política de los dueños de RCTV, que llevó a muchos de ellos fuera del país, o a otros canales (incluyendo la Televisora Venezolana Social, TVES, que recibió las concesiones que no le fueron renovadas a RCTV)
Hoy en día RCTV sigue sin estar cerrada, ahora es productora de contenidos para los países del mundo (gracias a los contactos logrados en los ochenta y noventa del siglo pasado, con un éxito que no podemos negar, pero que es consecuencia de los trabajadores que hicieron cada telenovela, y cada programa que RCTV pudo hacer gracias a los dólares que el Estado venezolano le vendió de forma preferencial para comprar equipos que no se producían en Venezuela).
Los trabajadores de la hoy productora son contratados, no empleados, cobran en bolívares, mientras la empresa cobra en dólares por las exportaciones hechas con nuestro talento venezolano, y además recibe más divisas por el alquiler de sus instalaciones (y personal) para hacer producciones de otros países de América.
Buscando convertir una simple decisión administrativa contra una televisora privada, que violó sistemáticamente las leyes venezolanas, en una nueva bandera, la oposición, llena de viejos políticos derrotados con la victoria de Hugo Chávez en 2006, ensaya disturbios con jóvenes que tras la fachada de ‘movimiento estudiantil’, actuaron entrenados bajo el manual del ‘golpe suave’ de Gene Sharp (entrenar paramilitares con fachada de grupos civiles, y discursos ambiguamente violentos que garantizaran su impunidad, haciendo parecer a un grupo provocador y violento como un grupo pacífico reprimido por un gobierno, en realidad democrático, que al final es derrocado por el desgaste).
RCTV fracasa en convertir su legítima salida de la señal abierta en un atentado a la libertad de expresión, y el movimiento ‘estudiantil’ de la derecha también fracasó, solo pocos dirigentes viven hoy en Venezuela, ocupando las migajas que los políticos de derecha les han dejado, en un parlamento circunstancialmente tomado por la contrarrevolución.
El eslogan de aquel movimiento ‘estudiantil’: ‘Chávez… ¡Estás ponchao!’, terminó siendo la realidad para las y los trabajadores de RCTV, a quienes seguimos enviando nuestra solidaridad de clase, independientemente de su pensar, porque fue Marcel Granier quien los ponchó.