La victoria en segunda vuelta de Dilma Rousseff, tiene un significado de profunda legitimidad política que puede leerse a partir de las claves que siguen.
1 Con el 51,64 por ciento, Dilma Rousseff se convirtió en la política de izquierda más votada del mundo. Obtuvo nada menos que 54.499.901 votos. El Partido de los Trabajadores y sus aliados ganaron el gobierno por cuarta vez consecutiva.
2 El Partido de la Socialdemocracia Brasileña, el PSDB, sufrió su cuarta derrota seguida, aunque consiguió su mejor porcentaje en segunda vuelta desde 2002. Con el 48,36 por ciento, Aécio obtuvo el apoyo de 51.041.010 votos.
3 Los grandes medios de comunicación fueron otra vez protagonistas muy activos, pero apostaron a Neves y perdieron. Dilma tuvo la oposición decidida de la poderosa Red Globo, de televisión abierta, y de revistas como Veja, que alteró su día de salida y lo cambió de sábado a viernes para influir durante más tiempo cuando ya la campaña estaba cerrada. Como viene ocurriendo desde 1998, por tomar el año de la primera victoria de Hugo Chávez, los medios influyen en la vida cotidiana y pueden imponer temas de agenda pública, pero no determinan las percepciones populares, ni el voto.
4 El PT consiguió repetir el esquema de gobernar evitando la polarización y concurrir a elecciones polarizando. La polarización sacó de juego a Marina Silva en la primera vuelta y fortaleció la figura de Aécio como la gran esperanza del establishment brasileño. En la segunda vuelta, la polarización volvió a favorecer al PT porque logró aumentar su caudal en 11 millones de votos.
5 El gigantesco Brasil quedó geográficamente partido. Dilma ganó por un margen muy amplio en todos los estados del nordeste. Alcanzó diferencias de hasta un 40 por ciento en Pernambuco y Bahía, que antes de Lula no votaban al PT. También triunfó en Río de Janeiro y volvió a ganar en el estado natal de los dos candidatos, Minas Gerais, donde el PT obtuvo la gobernación en la primera vuelta. San Pablo sigue siendo difícil de perforar: ganó Aécio por 65 a 35 por ciento.
6 Los sectores beneficiados por la reforma social votaron a Dilma en su mayoría.
7 Por séptima ocasión, Lula fue otra vez gran figura en una elección presidencial. El dirigente metalúrgico que hoy cumple 69 años volvió a ser protagonista. Lo había sido cuando perdió sus tres primeras presidenciales con Fernando Collor de Mello y con Fernando Henrique Cardoso (dos veces), cuando ganó dos veces y cuando impulsó la candidatura de su ministra y luego jefa de ministros Dilma Rousseff.
8 El PT mantuvo las alianzas, pero reforzó su perfil. En cualquier alianza, una fuerza siempre es hegemónica.
9 El desafío del PT será enorme en lo político y en economía. Los dirigentes oficialistas decían en las últimas semanas que tenían por delante la obligación de reflexionar sobre su relación con la sociedad, sobre el aletargamiento de la militancia y sobre políticas de gobierno, pero que sin duda pensarían más tranquilos habiendo ganado.
10 Dilma y Lula consiguieron la victoria electoral más importante de los proyectos de reforma con inclusión en Sudamérica. El triunfo en Brasil fue recibido como propio en la Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Chile, y con satisfacción por el colombiano Juan Manuel Santos, que por Twitter felicitó y dijo que espera “seguir trabajando por el bien de nuestros dos países y la región”. La derrota de Aécio Neves, que pregonaba un cambio externo para Brasil, consolida la chance de fortalecer el Mercosur, de afirmar Unasur como cruce de políticas diversas e integración energética y de infraestructura, y de extender la alianza hasta Cuba con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Celac. Anoche fue palpable que las fuerzas afines al PT en Sudamérica sintieron lo mismo que los votantes de Dilma. No sólo alegría. También un enorme y placentero alivio.
Desde la Plaza/Página 12/AMH