La carrera económica de China parecía imparable. Hace pocos meses el FMI hacía oficial que el gigante asiático había superado en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA) el PIB de EEUU. Pocos meses después, la economía de China se enfría, roza la deflación y el elevado endeudamiento de algunos de sus agentes podría provocar una crisis bancaria. Según el economista Roy Smith la economía China podría ‘japonizarse’.
Roy Smith, ex socio de Goldman Sach, supo prever el advenimiento de la crisis japonesa cuando nadie estaba de acuerdo con él: «Las vulnerabilidades de China hoy son muy parecidas a las vulnerabilidades de Japón… Nadie estuvo de acuerdo conmigo en 1990 cuando aprecié los riesgos a los que se enfrentaba Japón».
Los problemas de China
Según relata el portal financiero Bloomberg, entre los riesgos de China se encuentran la dudosa calidad de los créditos, la sobrevaloración de los activos tanto mobiliarios como inmobiliarios, un sistema financiero frágil… Todo muy similar las condiciones que desencadenaron la crisis de Japón, explica Roy Smith, ahora profesor en la Universidad de Negocios de Nueva York.
Aunque todo hace indicar que la economía China sufrirá una fuerte desaceleración, habrá diferencias con lo que lleva ocurriendo en Japón más de 20 años. El nivel de desarrollo actual chino está lejos del de japonés, por lo que su economía todavía tiene mucho recorrido.
Diferencias y semejanzas con Japón
«La diferencia entre China y el Japón de 1990 es que China aún se encuentra en una etapa de desarrollo muy inferior», explica Louis Kuijs, economista jefe de Royal Bank of Scotland en Hong Kong. Sin embargo, al menos tres aspectos son muy similares: alto endeudamiento, envejecimiento de la población y debilidad del sistema financiero.
Por un lado, China se enfrenta al estallido de una burbuja inmobiliaria (los precios de la vivienda llevan cayendo 9 meses consecutivos) y a un endeudamiento total que alcanza el 282% del PIB. Las autoridades locales están asfixiadas por los compromisos contraídos y su capacidad de pago tras el fin del ‘boom’ inmobiliario es muy limitada.
Por otro lado, las políticas contra la natalidad impuestas por el Gobierno chino y la mejora de los estándares de vida están desembocando en un rápido envejecimiento de la población, otro de los problemas que impide una demanda sostenible en la economía de Japón.
Por último, Smith señala que «el sistema financiero de China es muy frágil, hay muchísimos activos bancarios con elevado riesgo de impago que no han sido considerados como tales, cuando todo ello salga a la luz las consecuencias serán grandes».
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