Las elecciones europeas del 25 de mayo ya dejaron en claro que el bipartidismo Partido Popular- Partido Socialista comenzaba a resquebrajarse. Si Le Monde hablaba de un eje europeofóbico de derecha París-Londres-Copenhague, en el sur de Europa emergía otro, de izquierda, Madrid-Atenas. Si en Francia la decepción en la socialdemocracia ha ido a parar al costal de la extrema derecha, y eso se reproduce en otros países, en Grecia el “efecto Syriza”, la coalición de izquierda radical que ganó el 25 de mayo, permite considerar otra posibilidad: que dicha decepción abone a una izquierda a la izquierda de la socialdemocracia. Eso pasó también en España con el flamante partido Podemos, liderado por Pablo Iglesias (35 años), que logró un resultado sorprendente. Con solo cuatro meses de existencia consiguió 8% de los votos y cinco eurodiputados y encendió todas las alertas en el sistema político.
Se trata de un partido formado por estudiantes de la Complutense muy vinculados a América Latina, de hecho García Linera compartió hace poco varios eventos con Iglesias. Como publicó el diario El País, que le dio su portada, Iglesias se expresa sin tapujos, llama casta a los políticos de los grandes partidos, denomina “régimen del 78” a la transición, recuerda a los abuelos que defendieron la República hace 80 años y critica a la bancocracia que gobierna Europa. Sumados a los votos de Izquierda Unida, la izquierda “radical” española superó el 20% de los votos.
Estos partidos colocados a la izquierda de la socialdemocracia (incluyendo a “La izquierda” alemana y otros) constituirán un bloque de alrededor de 45 diputados liderados por los griegos de Syriza. Habrá que ver si estas izquierdas aún potenciales —y el eje Atenas-Madrid— logran avanzar en la constitución de una fuerza europea contestataria capaz de crecer y pensar otra Europa, y no volver a los nacionalismos tribalizantes de las extremas derechas xenófobas.
Por lo pronto, a estos hechos se suma la abdicación del rey justo cuando los Borbones viven su peor momento, denuncias de corrupción mediante. La salida a las calles de miles de personas, que ayer ocuparon por miles las plazas al grito de “España, mañana, será republicana” o “Borbones, a los tiburones”, parece proyectar las indignaciones del 15-M a otro nivel, primero electoral y ahora en favor de un referéndum para que los ciudadanos y ciudadanas decidan qué régimen político quieren. La Transición pactada del posfranquismo vive así un momento de quiebre. Habrá que ver si este viento de cola ciudadano y popular es suficiente para que la izquierda española y los sectores golpeados por la crisis logren hacer un entronque con las luchas del pasado con la mirada puesta en el futuro. Eso se propuso Podemos, y en sus tres meses de existencia le ha movido el piso a la “casta” política acomodada y distante de los intereses de los de abajo.
Desde la Plaza/ Pablo Stefanoni-La Razón/ AMH