Cuba exige el desmonte del embargo de medio siglo, el pago de compensaciones por los daños causados por esa política, y una discusión concreta sobre la devolución de Guantánamo. Washington pide el pago de compensaciones por propiedades de estadounidenses expropiadas a principios de la década de 1960 y la implementación de reformas políticas en Cuba.
El histórico proceso de reaproximación iniciado hace un año por Washington y La Habana después de medio siglo de ruptura es irreversible y profundamente transformador, aunque aún queden tantos y tan difíciles obstáculos a ser superados, dicen analistas.
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El 17 de diciembre del 2014 los presidentes Barack Obama (Estados Unidos) y Raúl Castro (Cuba) tomaron por sorpresa a todo el mundo al anunciar el fin de cinco décadas de desconfianza para recomponer sus relaciones diplomáticas, en una tentativa que recibió el aplauso y apoyo global.
El proceso, que pocos creían posible, avanzó en el último año y los dos países ya tienen embajadas plenas en las respectivas capitales, pero la remoción de los escombros acumulados en medio siglo será una tarea ciclópea que tomará más tiempo, coinciden analistas.
Si se considera la inexistencia de relaciones bilaterales hace poco más de un año, el escenario actual representa un «cambio radical», dijo Peter Schechter, director del departamento de estudios latinoamericanos del Atlantic Council, un centro de análisis de Washington.
En la opinión de Schechter, aún serán necesarios «más cambios» para profundizar el proceso pero «ahora las dos embajadas agendan un encuentro y dialogan, algo que era prácticamente imposible» hace apenas doce meses.
Para el abogado de origen cubano Pedro Freyre, «podrá aún haber divergencias, podrá aún estar vigente el embargo, pero es innegable que el escenario ahora es drásticamente diferente del que teníamos hace un año».
Asociado de bufete de abogados que asesora empresas estadounidenses interesadas en operar en Cuba, Freyre dijo a AFP que en particular «para los cubanos de a pie, y para los cubanoamericanos de a pie, todo esto ha cambiado extraordinariamente».
Exigencias de las partes
Freyre, a su vez, apuntó un factor interno de Cuba y que para los interesados estadounidenses es un elemento fundamental: la posición formal a ser adoptada por el Partido Comunista Cubano en su próximo Congreso, en 2016.
«En abril próximo se realizará el VII Congreso del Partido. Si el VI Congreso fue el que marcó una apertura, el próximo podría concentrarse en el repase generacional, pero será muy difícil evitar que se pronuncie sobre el nuevo escenario creado por esta reaproximación a Estados Unidos», dijo.
En abril de este año, cuando los dos países ya estaban empeñados en un diálogo, Raúl Castro dijo en Panamá que la fase actual era de restablecimiento de las relaciones, pero que la «normalización» de las mismas sería un proceso mucho más largo y difícil.
En esa puja, Cuba exige el desmonte del embargo de medio siglo, el pago de compensaciones por los daños causados por esa política, y una discusión concreta sobre la devolución del territorio donde está instalada la base naval estadounidense de Guantánamo, en el sureste de la isla.
En contrapartida, Washington pide el pago de compensaciones por propiedades de estadounidenses expropiadas a principios de la década de 1960 y la implementación de reformas políticas en dirección hacia una apertura democrática.
DesdeLaPlaza.com/ElUniversal/CJO