La candidatura de Eduardo Samán en el municipio Libertador de la ciudad de Caracas revive el ambiente electoral vivido durante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), haciendo que el proceso parezca una elección interna dentro del chavismo.
Venezuela enfrenta el tercer proceso electoral en menos de 6 meses, la implosión de la oposición venezolana parece ser uno de los resultados, el chavismo como movimiento popular ha respondido a su dirigencia, hoy la posibilidad de la reelección de Nicolás Maduro es un hecho.
La elección de la Asamblea Nacional Constituyente reavivó y convocó electoralmente a todo el espectro del chavismo, planteando la posibilidad de una revolución dentro de la revolución. Con más de 8 millones de electores Nicolás Maduro demostró que tenía capacidad de convocatoria pero que esta pasa por el reconocimiento del chavismo como un movimiento heterogéneo y diverso. La ANC planteó un proceso de democratización a través de la ampliación del círculo de discusión de las decisiones.
La candidatura de Eduardo Samán se comportó como “el derecho al pataleo” de quienes exigen a la Asamblea Nacional Constituyente mayor participación y acciones en la vida tangible de las y los venezolanos. Samán no quebrantó los supuestos básicos del chavismo ni proviene de un grupo de poder, de allí su diferencia con personas como la ex Fiscal General (prófuga de la justicia) Luisa Ortega Díaz.
De un total de (6) candidatos, (3) provenientes de filas opositoras anti Constituyente, (1) candidatura alternativa y (2) que vienen de partidos que históricamente han apoyado las candidaturas chavistas; la atención se concentró en quienes se asumen chavistas, pro Nicolás Maduro y que además participaron en el proceso de convocatoria de la ANC: Eduardo Samán y Érika Farías.
Eduardo Samán, ex ministro de Hugo Chávez y profesor universitario con cara de ser más hippie que gobernante logró ser noticia durante la campaña para las elecciones de alcaldes de este 10 de diciembre de 2017, sin pendones, slogan y sobre todo sin un comando de campaña coherente.
Samán alcanzó generar emoción y sobretodo conectar con cuadros medios dentro del chavismo. Sin embargo no comprendió elementos importantes de este como movimiento y su relación con lo electoral.
Érika Farías, quien fuera ministra de Chávez y de Nicolás Maduro, Constituyentista y destacada militante del Psuv. Contó con el apoyo de la maquinaria del partido con mayor militancia y nivel de organización del país, pudo asociar su nombre e imagen a la idea de «Amor por Caracas» y posicionó una identidad gráfica. Pero paradógicamente el toque emocionante de su campaña lo puso Eduardo Samán.
Ambos candidatos quedaron entrampados en una dinámica en la que el otro explicaba su razón de ser, haciendo que el elector se planteara votar bajo uno de los siguientes supuestos: 1) votaré por Samán porque no quiero votar por Érika ó 2) votaré por Érika y no por Samán, seré leal.
La polarización Érika-Samán no dejó espacio para la diatriba MUD-Psuv, ambos candidatos respaldan al Presidente Nicolás Maduro para su reelección en 2018 y vienen de formar parte del proceso constituyente convocado en reacción a las protestas lideradas por la derecha venezolana.
A pesar de que la candidatura haya sido vista por parte del Psuv como una amenaza, representa un buen síntoma del chavismo como movimiento, quienes voten por Eduardo Samán no asumen como problema a Érika Farías, su incomodidad va hacia los mismos elementos que motivaron el voto para la ANC, es decir la corrupción, la falta de respuestas en el tema económico y sobre todo el distanciamiento de parte de la dirigencia de las necesidades del pueblo.
Samán funcionó como un dispositivo para canalizar el descontento a lo interno del chavismo, es síntoma de su “victoria cultural” en la ANC. Eduardo Samán no es la oposición a Érika, es la crítica a la alta dirigencia del gobierno y un llamado de atención que ha sido tan bueno por el momento en que se da.
Al no existir oposición, la sumatoria porcentual de electores que sumen Érika y Samán servirá como ejemplo de lo que es capaz de alcanzar el chavismo como proyecto político. Samán ha logrado arrastrar un porcentaje importante de opositores descontentos con su dirigencia con un discurso radicalmente chavista.
En este sentido la candidatura de Eduardo Samán sirvió para animar a votar a sectores del chavismo que ante la alza de precios no votaría y para demostrar el desinfle de la derecha venezolana por la imposibilidad después de 18 años de plantear una propuesta.
Mientras, Erika Farías señala que Eduardo Samán no es su enemigo, todo lo contrario y que ella asume la campaña sólo por obediencia al partido. Comprende el dilema existencial del electorado chavista: la lealtad.