Sonido impecable, música potente y modesto aporte visual -láser, lluvia de confeti, consabida pantalla como eco a la filmación de los móviles-, los nuevos temas enmarcados por los de siempre, saludo en francés y piropos al público -más jóvenes que adolescentes, en hora y media de espectáculo. Así resolvió Coldplay, en el añejo Casino de París -edificado en 1910, renovado hace seis años-, el cuarto de los seis conciertos programados, entre el 25 de abril y el 1 de julio, para el lanzamiento mundial de su sexto disco, «Ghost stories».
En París, donde Ghost stories vendió 50.000 copias en su primera semana, las dos mil entradas volaron en pocos minutos. Buen negocio para la reventa: en la red, hasta 500 euros por una butaca marcada 95 euros. En cualquier caso, desde dos horas antes del concierto, la cola, bajo la lluvia, ocupaba más de trescientos metros de la rue de Clichy. Tantos esfuerzos serían retribuidos por el entusiasmo de Martin, Jon Buckland (guitarra), Guy Berriman (bajo) y Will Champion, batería, que parecían haber olvidado los 60 millones de discos vendidos en tres lustros de carrera, fervorosos como debutantes.
Un crítico, que seguía los seis conciertos y recordaba otro del 2011, ante 16.000 espectadores en París Bercy, comentaba que raramente había escuchado a la banda con tan nivel de potencia como el demostrado desde el arranque con «Always in my head». Tensas versiones, luego, de «Charlie Brown», de» Clocks». Y la comunión con «God put a smile upon your face», que Martin concluyó con lanzamiento de guitarra. Sin olvidar clásicos canturreados por el público («Paradise», «Viva la vida», «Fix you»), novedades («Ink», «True love» o «Midnight», este con arpa láser) y «Sky Full of Stars» subrayado por la lluvia de doradas estrellas de papel. Testimonio del sonido de principios de siglo: «Green eyes», del 2002.
Para los fans, Ghost empezó el 6 de septiembre del 2013: la página Coldplay anunció Atlas, banda de sonido de Hunger Games. Cinco meses más tarde, segundo sencillo, Magic, con clip protagonizado por Martin y la mítica Zhang Ziyi. Luego, Coldplay divulgó el título del disco, su cubierta y las pistas para rastrear las letras, ocultas en bibliotecas de -hasta hoy- México DF, Singapur, Helsinki, Barcelona y Nueva York. Y comercialización virtual en I Tunes. Finalmente, el fantasma se materializó el 19 de mayo (Warner Music).
La idea de publicitar el disco en una sinergia con libros, bibliotecas y ciudades, fue de Chris Martin – cantante, líder del grupo y exmarido de Gwyneth Paltrow-, con el enigma de no desvelar quién visitó las bibliotecas de medio mundo. En cualquier caso, la operación dejó su huella en Barcelona. En un ejemplar de Sherlock Holmes. El perro de los Baskerville, de la biblioteca de Sant Pau i Santa Creu, Judith Garriga dio con el manuscrito de True love (La Vanguardia, del 1 de mayo) y obtuvo dos entradas para el concierto en el Royal Albert Hall de Londres.
Desde la Plaza/La Vanguardia/AMH