Eduardo Cunha, ex líder del Parlamento de Brasil y detractor de la actual presidenta Dilma Rousseff se le acusa de ocultar millones en Suiza, el escándalo ha revelado una vida llena de lujos del ex parlamentario.
A medida que la investigación entorno a Petrobras ha avanzado se ha escarbado en las cuentas del presidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, y se ha comprobado que el mismo tiene un patrón de vida multimillonario y muy por encima de las posibilidades de un diputado común, por ello que se decidió suspenderlo de sus funciones como diputado y como presidente del Parlamento, por usar su cargo para protegerse de acusaciones de corrupción, pero la lista de escándalos a los que se enfrenta el diputado es mucho más extensa de lo que se ha juzgado hoy.
Diversas han sido las acusaciones en contra de Cunha, la última divulgada en el mes de marzo, guarda relación con los carísimos gustos en los viajes internacionales del principal impulsor del proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff. En el documento, donde se acusa a Cunha de recibir más de cinco millones de reales (1,4 millones de dólares) en sobornos, se afirma que los extractos de las cuentas secretas en Suiza del diputado demuestran “gastos completamente incompatibles como los rendimientos lícitos declarados del denunciado y sus familiares”. Gastos que, según el fiscal Rodrigo Janot, se pagaron con el dinero desviado de la petrolera estatal.
Entre las facturas de Cunha, el primer y único político imputado en el caso Petrobras por corrupción y blanqueo de dinero, llamó la atención del fiscal Janot un viaje a Miami de nueve días con la familia en la Nochevieja de 2013. Entre el 28 de diciembre y el 5 de enero, Cunha gastó 42.258 dólares, cuando el salario del diputado en aquella época era, según su declaración, de unos 8.500 dólares al mes (al cambio de 2013). Esta es sólo una de un listado de interminables facturas por altos consumos que detallan gustos exquisitos propios de un sultán o un jaque.
Pérdida de mandato
Los extractos bancarios de la hija Daniellle y la mujer de Cunha, la periodista Cláudia Cruz, que se declara “ama de casa”, son igual de estrambóticos. Cruz gastó, en enero de 2014, 7.700 dólares en la tienda de Chanel en París; más de 4.000 dólares en la tienda Charvet Place Vendóme; 2.646 dólares en Christian Dior y casi 3.000 dólares en la tienda de Balenciaga. En Roma, en marzo de 2014, compró 4.500 dólares en artículos de Prada, 3.536 dólares en la tienda de Louis Vuitton de Lisboa y otros 3.799 el mismo mes en la de Chanel, en Dubai. Solo en 2015, las facturas en tiendas de marca de la tarjeta de crédito de la mujer de Cunha suman 14.700 dólares. La hija del diputado también gastó más de 42.000 dólares en tiendas de lujo entre diciembre de 2012 y abril de 2014. Cruz y su hija, sin embargo, no son objeto de la denuncia, ya que no cuentan con el foro privilegiado del que se beneficia el diputado y deben responder, en cualquier caso, en primera instancia.
Cunha, que recurrirá la decisión contra la suspensión de su mandato, siempre ha negado todas las denuncias contra él y rechaza la acusación de que su dinero venga de la trama corrupta de Petrobras, y sí de sus actividades en el sector privado. La explicación del diputado para mantener que esas cuentas no son suyas y que no miente al declarar que no tiene dinero en el exterior aún retumba en los oídos de los perplejos brasileños. Cunha afirmó que el dinero es propiedad de un trust, una entidad jurídica que gestiona su patrimonio, y que él apenas era un beneficiario de esos millones, pero nunca su dueño.
DesdeLaPlaza/El País/MC