El autodenominado Estado Islámico se ha convertido en un quebradero de cabeza. También para España. Sin bajar la guardia respecto a otros grupos terroristas, el ojo de los especialistas y expertos policiales se centra en el potencial de este grupo. Su poderío económico comienza a ser extremadamente preocupante. Según consta en los últimos informes de inteligencia, se estima que estos terroristas manejan alrededor de 50 millones de dólares al mes procedentes del tráfico de petróleo que se encuentran en la zona que ahora ocupan.
Estos analistas señalan que ese potencial tiene como consecuencia que logren adquirir medios militares de ejércitos convencionales, lo que hace aún más difícil la lucha contra ellos sobre el terreno.
Aunque cuentan con otros ingresos, este grupo terrorista está logrando sacar un rédito enorme a los pozos petrolíferos asentados en las zonas donde han extendido sus dominios, entre Siria e Irak.
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No obstante, su goteo de ingresos se ha visto resentido -aunque mínimamente, eso sí- por los últimos bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos para intervenir en la zona.
Como explicaron recientemente especialistas de las Fuerzas de Seguridad y de los servicios de inteligencia en una mesa redonda, los dirigentes del Estado Islámico han comprado a China refinerías modulares portátiles difíciles de localizar, lo que les permite obtener crudo en condiciones para su contrabando alejado de la vigilancia aérea de la coalición.
Pero, además, su financiación se basa también en el expolio de objetos arquitectónicos y antigüedades. La Unesco tiene estimaciones de la existencia de 20.000 yacimientos, sólo en Irak, valorados en más de 10.000 euros, que han caído en manos del autodenominado Estado Islámico.
DesdeLaPlaza.com/El Mundo.es/AMH