La correspondencia como se titula originalmente esta película de Giuseppe Tornatore que se exhibe en Caracas con motivo del Festival de Cine Italiano, contiene el espíritu de su realizador, sin embargo te deja un tanto confundido, dubitativo, sin saber exactamente que opinión deberías tener sobre esta historia de amor peculiar.
Protagonizada por Jeremy Irons y Olga Kurylenko, la cinta refleja la calidez que acostumbra exponer en su filmografía Tornatore, aunque la historia no termina de ser del todo verosímil. Cuesta un poco identificarse con estos personajes que parecen vivir en un mundo que no es el que generalmente nos rodea, y que por el contrario, dan la impresión durante toda la película de ser precisamente eso, personajes. Seres de ficción en un drama que solo podría funcionar dentro de la pantalla.
Aunque es cierto que el cine se alimenta de irrealidades, la magia de las películas se encuentra precisamente en que ellas hacen creíble aquello que se nos presenta por más fantasioso que sea. E.T es muy real en la película de Steven Spielberg, 007 es un seductor y todas sus proezas parecen verdaderas, al menos mientras disfrutamos de sus filmes.
En Te amaré eternamente (título en español) cuesta creer lo que se cuenta, y por ello es un tanto difícil, por no decir imposible, aceptar las premisas que se exponen en la cinta, por más banda sonora cuidada (cuenta con música original de Ennio Morricone) hermosa fotografía y actuaciones encomiables.
Amy (Olga Kurylenko) está enamorada de Ed (Jeremy Irons) un profesor muchos años mayor que ella y quien tiene unas ideas del amor y del mundo que la han ayudado a sobrevivir. Sin embargo, los amores perfectos no son eternos, como no lo seremos ninguno de nosotros en este mundo.
Escribió Oscar Wilde que “el misterio del amor es más profundo que el misterio de la muerte”, pues esta frase aplica en esta película un tanto inverosímil sobre como el afecto verdadero no muere, ni se difumina, siempre queda en aquellos que lo han experimentado de una u otra forma.
El relato fluctúa entre la ciencia ficción, el drama y la comedia romántica (tiene sus momentos) y a pesar de la armonía, el ambiente y la elegancia que le imprime el director italiano no nos otorga una idea contundente que realmente nos paralice o nos emocione de un modo total y sin ambages como si llega a hacerlo en otras de sus cintas más logradas, Cinema Paradiso y La mejor oferta, por ejemplo.
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