La Primogénita de América, Cumaná, primera ciudad de tierra firme, fundada hace 500 años, recupera su esplendor gracias a la acción de más de 30 jóvenes pertenecientes a varios colectivos artísticos quienes desde hace varias semanas pintan diferentes murales de colores caribeños en 5 importantes puentes de la capital sucrense.
Los sitios escogidos para la fusión del arte y la creatividad son los puentes Diego Mariño, Gómez Rubio, Bermúdez, de Las Palomas y el del Mercado, todos levantados sobre el Río Manzanares, el cual desemboca en el Golfo de Cariaco, en el Mar Caribe. Este río forma parte de la historia, la idiosincrasia y la cultura sucrense, y sus puentes, levantados a través de los años, se han convertido en ícono de la ciudad donde nace el sol, como también se le conoce a la capital oriental.
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En tal sentido, la recuperación de estos espacios de uso común con cinco murales inspirados en la vida cercana al mar y de cultura sucrense, refuerza la identidad del gentilicio que cada día observa cómo van tomando forma los murales, expresión juvenil de amor por una ciudad que arriba a sus 500 años como el primogénito territorio fundado por los europeos.
En plena faena creativa, Pablo Riesco, mejor conocido como «Kalaka», manifestó que los jóvenes pertenecientes a los colectivos Comando Creativo, Cultural Ayacucho, Manos Sucias, y los artistas Fernando Pimentel y Forastero, están trabajando de forma coordinada porque «parte del objetivo final de la actividad es devolverle el Río Manzanares a la ciudad, al uso recreativo humano que tenía hace años«.
Y es que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y Pdvsa La Estancia emprendieron la labor de recuperación del Río Manzanares por lo cual se ha ejecutado el dragado, limpieza y saneamiento del río cuyo nombre se origina en el mismo que tenía el río que atraviesa Madrid, la capital de España.
«A propósito de esta recuperación estamos pintando todos los flancos del Río Manzanares. Llevamos más de la mitad del trabajo realizado y seguimos en el proceso», puntualizó ‘Kalaka’. En este contexto, reiteró que se pretende el «embellecimiento de los espacios, aportándole color, acentuando su sentido estético, dándole visibilidad a la ciudad y la diferencia se siente», reflexionó.
Muy cerca de él y también con pincel en mano, Luis Salazar, integrante del Colectivo Cultural Ayacucho, indicó que ésta actividad había tenido su precedente hace tres años atrás con otra recuperación de espacios cuya finalidad en definitiva es reacondicionar los espacios de la ciudad de Cumaná «para que la gente pueda socializar aún más», sentenció.
Asimismo, resaltó que la conmemoración de los 500 años resulta el contexto más ambicioso para la ejecución de las obras que pretende generar «concienciación y sensibilización en la gente para que puedan entender la mezcla del arte tradicional y el arte urbano, rescatando los valores que se han perdido un poco», precisó.
Por su parte, Libelia Rincones, muralista del colectivo Ayacucho, resaltó la receptividad que han tenido del pueblo cumanés que hasta ahora se ha mostrado «muy contento, entusiasmado con lo que se está haciendo. Incluso muchachos de Cumaná se han incorporado a la actividad», relató. Como anécdota a lo largo de estas semanas, contó que lo más emocionante y gratificante ha sido la participación de un grupo de niños quienes también pintaron con gran efusión uno de los puentes en recuperación.
Finalmente, Luis Salazar, recordó que aunque los murales se realizan para esta importante fecha conmemorativa «nosotros mismos como ciudadanos de Cumaná debemos entender que la riqueza que tenemos en la ciudad la hemos tenido siempre y debemos aprovecharla y quererla y si las actividades de los 500 llegan a tocar la fibra como se quiere pues el objetivo ha sido alcanzado», concluyó.
DesdeLaPlaza.com /Jesús Villamizar /Fotos: Yrleana Gómez