A Miguel le gusta hacer garabatos y dibujos a toda hora. Su afición por darle color a cualquier hoja de papel en blanco le viene desde que empezó a gatear, cuando ya despuntaban sus primeras condiciones de muralista en muchas de las paredes de la casa.
Los carros son su pasión, por lo que pintar carros es el pan de cada día. Los pinta rojos (su color favorito), azules, verdes, amarillos y multicolores. Los hace grandes, pequeños, medianos y ya compara sus proporciones y se atreve a imaginar las potencialidades de rendimiento, fuerza y operatividad de cada garabato. Para Miguel sus dibujos son cosa seria, por lo tanto sus padres respetamos con devoción cada minuto empleado en sus talentos.
Motricidad fina es el nombre técnico que usan los especialistas para llamar a la coordinación de músculos, huesos y nervios para producir movimientos precisos. Muchos docentes de la etapa inicial ponen especial atención en este aspecto del desarrollo físico de los niños, puesto que de ello dependen gran cantidad de habilidades futuras como la escritura, la manipulación de objetos y la inteligencia para resolver problemas. Para desarrollar la motricidad fina, el dibujo es una de las tareas esenciales.
La tarea de nosotros los padres, se concentra en la orientación, estimulación y seguimiento de cada actividad desarrollada por el niño, en especial durante esta etapa que normalmente transcurre entre el primer año y los seis años de edad. El niño necesitará de sus padres para identificar esos factores que le ayuden a operar con mayor destreza sus pequeños músculos de las manos y los dedos, tales como juegos de piezas, mover objetos de lugar, juguetes de formas y colores y por supuesto dibujar.
Tal vez se nos desajuste el presupuesto repintando paredes, desmanchando muebles y cortinas y probablemente una que otra prenda de vestir sufra daños irreparables, pero ninguna de esas contrariedades se compara con la satisfacción de tener en casa un potencial artista plástico, un destacado músico o un matemático de primera, porque del desarrollo de la motricidad fina dependerá en gran medida la suerte de sus futuros movimientos.
Sumado a todo lo dicho, tenemos otra gran satisfacción que cada día cobra mayor popularidad entre padres y madres orgullosos: la exhibición de esas obras de arte en oficinas, cocinas, carteleras o muros convertidos en galerías de ese talento inicial de nuestros niños, que saben agradecer con afecto y amor propio, cada iniciativa que tenemos los padres para preservar y mostrar el potencial creativo de nuestros peques. ¡Colecciona tus alegrías y comparte su talento!