Por: Iván Padilla Bravo
En el desarrollo de la asimétrica guerra mediática desatada contra Venezuela, el papel de la red denominada 2.0 es demoledor. Ésta se ha convertido en un espacio de conspiración y terrorismo sin precedentes. Nada subestimable es el territorio del “four minutes men” que se aplica en espacios de concentración rutinaria de personas, que no siempre son las mismas, en lugares como los vagones de las distintas líneas del Metro y Metrobús, en las camionetas de pasajeros, en mercados y otros lugares de concentración pública.
El Estado venezolano es víctima, en la actualidad, de una brutal arremetida mediática y financiera, ambas como expresiones de una misma y novedosa “moneda” que identifica al neoliberalismo, fase superior del imperialismo en el capitalismo. La razón -muy obvia- tiene que ver con el interés del capital por recuperar el terreno político perdido en países como Venezuela, donde se desarrolla activamente una revolución antiimperialista y de propósitos postcapitalistas o de superación de las relaciones de explotación en ese sistema.
En teoría, lo dicho en el par de párrafos anteriores, es manejado por una mayoría de lectores -pretendidamente críticos- de los medios. Sin embargo, cuando en los retuiteos o reenvíos de mensajes a través de grupos de guasap, conformados por militantes y afines, uno observa un acto mecánico de transmisión de los mensajes, sin averiguar las fuentes o las imprecisiones contenidas en los mismos, para lograr un efecto terrorífico, caotizador o proliferador de ideología o mentiras explícitas, se encienden todas las alarmas, sospechando del alcance de sus efectos perversos.
Misiles de la contrarrevolución
La cuidadosa y, generalmente, bien lograda, imposición de mensajes, noticias, supuestos, especulaciones y rumores en las redes 2.0, convirtiendo a éstas en fuentes “primarias” que luego replican los grandes medios impresos, radioeléctricos y televisivos, en el eje triangular Madrid-Medellín-Miami, en contra de Venezuela, su Democracia participativa y protagónica y el gobierno Revolucionario, Bolivariano y Chavista, que preside el camarada Nicolás Maduro, es un misil contrarrevolucionario de largo alcance y efecto demoledor.
El carácter efímero y, aparentemente, inconsistente de la información difundida a través de las redes de soporte electrónico mundial, lleva a que ciertos analistas y estudiosos desprecien o subestimen sus efectos reales. Sin embargo, más de una guerra, de esas que los propios gringos, desde el imperio, han llamado “de cuarta generación”, se ha convertido en cruenta y ha terminado derrotando gobiernos, asesinando mandatarios o silenciándolos para siempre en prisiones, reales o simbólicas.
Los soportes “noticiosos” en internet, de fuentes “generalmente bien infundadas”, vienen hoy a complementar a su antecesora, con casi 100 años de existencia y eficiencia, creada en los laboratorios mediáticos del Pentágono y conocidos como el “four minutes men”, los cuales debutaron en 1917 pero se siguen aplicando en la actualidad.