Siempre he pensado que el verdadero terror es el de la realidad, ese que se oculta en nuestros miedos cotidianos, desde aquellos que pueden parecer simples hasta los temores más profundos. En el cine de terror se utilizan esos miedos para enriquecerlo, Stephen King, por ejemplo, contó en su libro “Mientras escribo” que su novela Carrie, que ha sido llevada al cine en 1976 por Brian De Palma y en 2013 por Kimberly Peirce (la directora de la oscarizada Boys Don’t Cry, 1999), fue inspirada por una chica de su entorno que era objeto de acoso por parte de sus compañeros de clase.
Las situaciones extremas que a veces se presentan en la realidad –o forman parte de la misma a través de sueños y fantasías- toman formas diversas en estas cintas que a casi todos nos gustan -digo casi porque hay gente sensible que no las soporta- y que ocasionalmente contienen –como las buenas películas de cualquier género- elementos para la reflexión, análisis y por supuesto altos grados de entretenimiento.
Por razones diversas el terror cinematográfico es taquillero, los motivos para presenciarlo son muchos, quizás nos genera adrenalina, lo cierto es que nos gusta que nos asusten, aunque en los últimos años el género parece un tanto estancado y repetitivo, con algunas excepciones.
Insidious capítulo 3, precuela de su homónima del 2010, apuesta por lo seguro, presentándonos una cinta correcta, que aunque no es innovadora ni logra sorprender, podrás disfrutar aun si no has visto las anteriores, pues el relato se afianza en elementos clásicos que ya forman parte del cliché del cine de terror: fantasmas, habitaciones oscuras, música envolvente, premoniciones.
Quinn (Stephanie Scott) es acosada por un espíritu maligno al que convoca sin querer debido a su deseo de hablar con su madre, quien ha muerto años atrás. Debido a su interés solicita la ayuda de la vidente Elise (Lin Shaye) quien a su vez arrastra sus propios demonios.
Leigh Whannell, quien escribió junto a James Wan (director de Insidious 1 y 2) las dos entregas anteriores, esta vez se pone frente a la cámara para dirigir esta cinta, que efectivamente si te permite saltar varias veces en el asiento. Pero cuyo mayor valor radica en los elementos extra terroríficos que construye: el uso del humor, evolución y cierta profundidad de los personajes que le otorgan un poco más de coherencia y sentido a la trama.
Insidius capitulo 3 no te permite aburrirte, pues el argumento -aunque predecible- fomenta el interés en la medida en que la cinta avanza. Sin embargo, vuelve sobre una idea ingeniosa que atrapó en su momento al público, haciéndolo esta vez sin mayores alardes.
James Wan, el creador de esta saga, también es el cerebro detrás de una franquicia cuya idea en esencia realmente resultaba interesante e incluso reflexiva, pero que con el paso del tiempo perdió sentido, la taquillera Saw (2004), que también escribió junto a Leigh Whannell.
¿Será que el cine de terror comienza a dar muestras de desgaste o simplemente esta saga debería darse por concluida? Llégate a los cines y me das tu opinión.
Luisa Ugueto
@luisauguetol